domingo, 14 de septiembre de 2008

¿MEROS SIMBOLOS?

Por mucho tiempo hemos hecho del bautismo y de la Cena del Señor, sólo símbolos. Hemos dicho: “Esto es pan; comemos el pan en memoria del cuerpo de Cristo”. Sin embargo, Cristo dijo: Esto es mi cuerpo. El pan no es Cristo, pero en ese momento, por la fe, no sólo comemos pan, sino Cristo. No sólo bebemos vino, sino bebemos de Cristo, bebemos su sangre. También sucede esto con el bautismo, que ahora ha vuelto a recuperar su significado. Dijo cierto ministro: yo bauticé a muchos según el evangelio de las ofertas. Era sólo una ceremonia. Había bendición, por supuesto. También gozo, porque se añadían nuevos a la iglesia, pero no era un bautismo como el que realizaba la iglesia primitiva,
En cambio, ¡es tan distinto bautizar ahora! Comenta. Ya no es cuestión de decir una formula. Pongo mis manos sobre el que se va a bautizar y pido la gracia y la unción del cielo. “Señor, ahora este hombre que está aquí y cree en ti va a ser bautizado para muerte. En este momento, la vieja vida que tiene va a morir”. Y digo al que está por ser bautizado: “Ahora tú vas a ser sepultado junto con Cristo. Tu vieja vida va a morir con El. ¡Pero te vas a levantar por el poder de Dios, por la resurrección de Cristo! Te vas a levantar junto con Cristo, para que como Cristo resucitó de entre los muertos, tú también resucites”. Y aquel que está siendo bautizado, abre su ser a la operación del Espíritu de Dios.
La fe tiene algo concreto, algo material de qué asirse. Porque no sólo somos espíritu, sino también cuerpo. ¡Cómo ayuda a la fe tener algo concreto como esto! Ahora bautizar es enterrar viejas vidas, para que mueran por el poder de Cristo; asimismo es levantar, con la unción de Dios, a una nueva vida. Esto es nacer del agua y del Espíritu.
Alguien dirá: “¿Cómo? ¿El agua no es la Palabra de Dios, según la hermenéutica tradicional?” ¿Qué sabía Nicodemo de hermenéutica como para identificar el agua con la Palabra? Nosotros lo relacionamos porque somos demasiado “eruditos”. Nicodemo interpretó tal como le fue dicho. Cuando la vieja vida muere y es sepultada, ¿qué ocurre? ¿De dónde vuelve a nacer? ¡Del agua, por el poder del Señor! Allí comienza la nueva vida. La Biblia ha establecido el bautismo como un acto funcional, real, significativo, práctico, a través del cual la gente pasa de una manera concreta. De las tinieblas al reino de Dios. Démosle, pues, la importancia que le corresponde.

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