jueves, 30 de marzo de 2017

CUANDO DIOS PERMITE QUE UNO PARTA ÉL YA TIENE PREPARADO ALGO MUCHO MEJOR PARA LOS QUE QUEDAMOS SI SI

Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra… (v. 24). Génesis 50:22-26 Nunca voy a olvidar haber estado sentada al lado de la cama del hermano de mi amiga cuando él murió. La sensación fue que lo extraordinario visitaba lo común y corriente. Éramos tres los que conversábamos en voz baja cuando nos dimos cuenta de que Richard empezaba a tener dificultades para respirar. Lo rodeamos, mirándolo, esperando y orando. Cuando exhaló su último aliento, fue como un momento sagrado; la presencia de Dios nos envolvió en medio de las lágrimas tras la muerte de un hombre maravilloso de poco más de 40 años de edad. Muchos héroes que compartían nuestra fe experimentaron la fidelidad de Dios cuando murieron. Por ejemplo, Jacob anunció que, en breve, se reuniría con los suyos (Génesis 49:29-33). Su hijo, José, mientras daba instrucciones a sus hermanos sobre cómo permanecer firmes en la fe, también anticipó que moriría pronto: «Yo voy a morir». Al parecer, tenía paz, pero estaba ansioso de que sus hermanos confiaran en el Señor (50:24). Nadie sabe cuándo ni cómo dará su último aliento, pero podemos pedirle a Dios que nos ayude a confiar en que Él estará a nuestro lado. Podemos tener la certeza de que Jesús está preparando un lugar para nosotros en la casa de su Padre (Juan 14:2-3). Señor, que tú poder sobre la muerte y la esperanza del cielo sequen mis lágrimas. El Señor nunca nos abandonará; en especial, en el momento de nuestra muerte.

domingo, 26 de marzo de 2017

POR ESO NO TIENES DISCULPA, TÚ QUE JUZGAS A OTROS, NO IMPORTA QUIÉN SEAS. AL JUZGAR A OTROS TE CONDENAS A TI MISMO, PUES HACES PRECISAMENTE LO MISMO QUE HACEN ELLOS

¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno?… (v. 4). Romanos 14:1-12 Cuando unos alumnos del sudeste de Asia conocieron a un maestro norteamericano, este aprendió una lección. Después de tomarle a la clase un examen de elección múltiple, se sorprendió al ver que no habían contestado muchas preguntas. Mientras les devolvía las hojas corregidas, sugirió que, la próxima vez, en lugar de dejar el espacio en blanco, eligieran una respuesta al azar. Sorprendido, uno de los alumnos levantó la mano y preguntó: « ¿Y si, por casualidad, elijo la respuesta correcta? Implicaría que la sé, pero no es cierto». El alumno y el maestro tenían perspectivas y prácticas diferentes. En la época del Nuevo Testamento, los judíos y los gentiles convertidos a Cristo llegaban con perspectivas tan diferentes como las de Oriente y Occidente. Poco después, no coincidían en temas como qué días adorar y qué podía comer o beber un seguidor de Cristo. El apóstol Pablo los instó a recordar algo importante: nadie está en condiciones de conocer ni juzgar el corazón de otra persona. Para mantener la armonía entre los creyentes, Dios nos exhorta a entender que somos responsables ante Él, y a actuar conforme a su Palabra y nuestra conciencia. Solo Él está en condiciones de juzgar las actitudes de nuestro corazón (Romanos 14:4-7). Señor, que no juzguemos a quienes ven las cosas de manera diferente. Sé lento para juzgar a los demás, pero rápido para juzgarte a ti mismo.

martes, 21 de marzo de 2017

EL SEÑOR ESTARÁ CON USTEDES, SIEMPRE Y CUANDO USTEDES ESTÉN CON ÉL. SI LO BUSCAN, ÉL DEJARÁ QUE USTEDES LO HALLEN; PERO SI LO ABANDONAN, ÉL LOS ABANDONARÁ…

… vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra (v. 3). Oseas 6:1-4 Necesitaba un descanso y fui a caminar por un parque cercano. Mientras andaba por un sendero, una ráfaga de verde me llamó la atención. En medio del barro, aparecían brotes de vida que, en pocas semanas, se convertirían en alegres narcisos, anunciando la llegada de la primavera y el calor. ¡Había pasado otro invierno…! Cuando leemos el libro de Oseas, ciertas partes pueden parecer un invierno implacable. El Señor le encomendó a este profeta la desagradable tarea de casarse con una mujer infiel, como un cuadro del amor del Creador por Israel (1:2-3). Gomer, la esposa de Oseas, rompió los votos matrimoniales, pero el profeta la recibió de nuevo, anhelando que ella lo amara con devoción (3:1-3). Del mismo modo, el Señor desea que lo amemos con una intensidad y consagración que no se evapore como el rocío matinal. ¿Cómo es nuestra relación con Dios? ¿Lo buscamos mayormente en los momentos difíciles, tratando de encontrar respuestas en medio de nuestra angustia, pero lo ignoramos durante las etapas felices? ¿Somos como los israelitas, fácilmente atraídos por los ídolos de nuestra época como el exceso de actividades, el éxito o la posición? Consagrémonos hoy nuevamente al Señor, cuyo amor por nosotros es tan indudable como que las flores aparecen en primavera. Señor, ayúdame a amarte de todo corazón. Aunque le seamos infieles a Dios, Él nunca se alejará de nosotros.

viernes, 17 de marzo de 2017

EN LA VOLUNTAD DE DIOS ESTA LA VERDADERA ELECCIÓN

… Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda (v. 9). Génesis 13:1-18 En algunas culturas, se espera que un joven permita que una persona mayor entre primero a una habitación. En otras, entra antes el individuo más importante o de mayor rango. Al margen de las tradiciones, a veces, nos resulta difícil dejar que otro elija primero en cuestiones importantes; en especial, cuando ese derecho nos pertenece a nosotros. Abram (llamado después Abraham) y su sobrino Lot tenían tantos rebaños, ganado y tiendas que la tierra no era suficiente para ambos mientras viajaban juntos. Para evitar conflictos, Abram sugirió que se separaran, y permitió generosamente que Lot escogiera primero. Su sobrino eligió el fértil valle del Jordán, y le dejó a su tío la región menos deseada. Abram, en vez de imponer sus derechos como el mayor, confió su futuro a Dios: «Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos […]. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda» (Génesis 13:8-9). Al final, la elección de Lot trajo consecuencias terribles a toda su familia (ver Génesis 19). Hoy, al enfrentar diversas decisiones, podemos confiar en la guía de Dios. Él prometió cuidarnos y suplir siempre nuestras necesidades. Señor, guíame hoy a elegir bien.

martes, 7 de marzo de 2017

SI TUVIEREIS FE COMO UN GRANO DE MOSTAZA, DIRÉIS A ESTE MONTE: PÁSATE DE AQUÍ ALLÁ, Y SE PASARÁ; Y NADA OS SERÁ IMPOSIBLE.

[El Señor dijo:] Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas (v. 11). Job 38:1-18 El rey Canuto era uno de los hombres más poderosos de la Tierra en el siglo xi. Según la historia, ordenó que pusieran su silla a la orilla del mar mientras subía la marea. «Estás sujeto a mí —le dijo al mar—. Te ordeno que no cubras mi tierra, ni mojes la ropa ni las piernas de tu amo». Sin embargo, la marea siguió subiendo y le mojó los pies. Esta historia suele relatarse para hablar del orgullo de Canuto. Pero, en realidad, se trata de la humildad. «Que el mundo entero sepa que el poder de los reyes no existe —agregó Canuto—, excepto el de Aquel cuya voluntad obedecen el cielo, la tierra y el mar». ¿La moraleja?: Dios es el único todopoderoso. Job descubrió lo mismo. Todos somos pequeños comparados con Aquel que fundó la Tierra (Job 38:4-7), que manda que la noche termine y el día comience (vv. 12-13), que almacena la nieve y dirige las estrellas (vv. 22, 31-33). Hay un solo Rey de las olas, y no somos nosotros (v. 11; Mateo 8:23-27). Es bueno recrear esta historia cuando uno empieza a jactarse de su propia inteligencia y capacidades. Vayamos a una playa y digámosle a la marea que se detenga, o tratemos de ordenarle al sol que no salga. De inmediato, recordaremos quién es el verdaderamente supremo y le daremos gracias por gobernar nuestras vidas. Señor, me postro ante ti con humildad. Dios es grande, nosotros somos pequeños, y eso es bueno.

miércoles, 1 de marzo de 2017

EL SEÑOR DEL UNIVERSO DÁNDONOS EJEMPLO DE OBEDIENCIA AL PADRE

… que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional (Romanos 12:1). Mateo 27:45-54 Al joven Isaac Watts no lo satisfacía la música de la iglesia; entonces, su padre lo desafió a escribir algo. Y lo hizo. Su himno La cruz sangrienta al contemplar es unos de los himnos evangélicos más conocidos, traducido a muchos idiomas. Las palabras de adoración de la tercera estrofa nos llevan a ver a Cristo crucificado: Sus manos, su costado y pies, De sangre manaderos son; Y las espinas de su sien, Mi aleve culpa las clavó. La crucifixión que describe Watts de forma tan poética refleja el momento más terrible de la historia. El Hijo de Dios se esfuerza por respirar, sostenido por agudos clavos que le atraviesan la carne. Después de horas de tortura, el Señor del universo entrega su espíritu. Un terremoto sacude la escena, y el grueso velo del templo se rasga por la mitad. Los sepulcros se abren, y cuerpos resucitados caminan por la ciudad (Mateo 27:51-53). Ante semejantes sucesos, el centurión exclamó: «Verdaderamente éste era Hijo de Dios» (v. 54). Respecto al poema de Watts, la Fundación Poetry afirma: «La cruz reordena todos los valores y anula todas las vanidades». La única manera en que podía concluir este himno es: «Y qué podré yo darte a ti / A cambio de tan grande don. / Es todo pobre, todo ruin / Toma, oh Señor, mi corazón». 7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. 8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; 10 y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec (Hebreos 5:7-10) Señor, te entrego hoy mi vida entera. Es nuestro privilegio darle todo lo que tenemos a Aquel que nos dio todo en la cruz.