jueves, 27 de abril de 2017

ERRAR ES HUMANO Y PERDONAR ES DIVINO

Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen… (v. 34). Lucas 23:32-34 Cuando una amiga me traicionó, sabía que tendría que perdonarla, pero no estaba segura de poder hacerlo. Sus palabras me hirieron profundamente, y me sentí aguijonada por el dolor y el enojo. Aunque hablamos y le dije que la perdonaba, durante mucho tiempo, cada vez que la veía, sentía puntadas de dolor, y me di cuenta de que todavía albergaba algo de resentimiento. Sin embargo, un día, Dios respondió mis oraciones y me dio la capacidad de dejar atrás todo por completo. Por fin, era libre. El perdón es fundamental para la fe cristiana, ya que nuestro Salvador nos perdonó, incluso mientras moría en la cruz. Jesús perdonó a los que lo clavaron allí, y oró al Padre para que los perdonara. No guardó amargura ni enojo, sino que mostró gracia y amor a aquellos que lo habían tratado injustamente. Si tengo el Espíritu Santo que es el Espíritu de Dios es garantía de que pertenezco a la Divinidad de Dios y por naturaleza perdono. Es un buen momento para considerar delante del Señor a cualquiera que tengamos que perdonar, para seguir el ejemplo de Jesús y extenderles su amor a los que nos lastiman. Cuando le pedimos a Dios a través de su Espíritu que nos ayude a perdonar, Él lo hace… aunque nos lleve tiempo perdonar. Cuando lo hacemos, somos libres de la prisión de no saber perdonar. Señor Jesús, a través de tu gracia y tu poder al habitar en mí, ayúdame a perdonar, para que tu amor me libere. Aun en la cruz, Jesús perdonó a los que lo hirieron.

sábado, 22 de abril de 2017

HAY VECES EN QUE NO TENEMOS QUE VER POR DONDE VAMOS SINO PEDALEAR NOMÁS…

… el Señor había dicho a Abram: Vete […] a la tierra que te mostraré (v. 1). Génesis 12:1-9 Para nuestro aniversario de bodas, mi esposo alquiló una bicicleta tándem para que disfrutáramos de una romántica aventura juntos. Al empezar a pedalear, pronto me di cuenta de que, como yo iba atrás, los amplios hombros de mi esposo eclipsaban mi visión del camino. Además, mi manubrio era fijo y no afectaba la dirección de la bicicleta. El manubrio frontal era el que determinaba nuestra dirección; el mío servía solo para apoyarme. Tenía la opción de sentirme frustrada por mi falta de control o disfrutar del paseo y confiar en que Mike nos guiaría a salvo por el camino. Cuando Dios le pidió a Abram que dejara su tierra y su familia, no le dio demasiada información respecto al destino. Nada de coordenadas geográficas. Ninguna descripción de la nueva tierra o de sus recursos naturales. Ni siquiera una indicación del tiempo que llevaría llegar allí. Dios simplemente le dijo que fuera a la tierra que le mostraría. La obediencia de Abram a la instrucción divina, a pesar de la falta de detalles que la mayoría de los humanos anhela, se le atribuye como fe (Hebreos 11:8). Si nos enfrentamos a la incertidumbre o la falta de control en nuestra vida, imitemos el ejemplo de Abram de confiar en Dios y seguirlo. Él nos guiará bien. Señor, ayúdame a confiar en ti en los momentos inciertos de mi vida. Podemos confiar en la guía de Dios.

lunes, 17 de abril de 2017

“PONED LA MIRA EN LAS COSAS DE ARRIBA, NO EN LAS DE LA TIERRA…”

Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar (Hebreos 12:3) Mire hacia arriba, porque en tiempos como el presente su vida puede depender de ello. Hace algún tiempo el Señor me mostró que un espíritu de decaimiento está tratando de infiltrarse en nuestras vidas por medio de la tensión y las malas noticias que a diario vemos a nuestro alrededor. Este espíritu nos bombardea con fuerzas negativas para que quitemos los ojos de la Palabra de Dios y miremos hacia abajo, a la derrota, y no hacia arriba, a Jesús. Si usted le da lugar a esa manera de pensar, su hombre espiritual comenzará a perder el dominio. Pero la Palabra le dice cuál será la consecuencia si deja que eso suceda: su ánimo decaerá hasta desmayar. Jesús lo describe de la manera siguiente en Marcos 4. Él dice que cuando los afanes de este mundo entran en el corazón y en la mente, ahogan la Palabra, y se hace infructuosa. Pero como la fe es producto de la Palabra, la fe se marchita, y cuando la fe se marchita, usted irá rumbo al fracaso. ¿Qué puede usted hacer para detener esa reacción en cadena del decaimiento de ánimo? Mire hacia arriba, vuelva los ojos a Jesús. En las competencias atléticas, cuando algún atleta baja la cabeza, su adversario deja de considerarlo un reto para él porque podrá vencerlo con facilidad. Mantenga su frente levantada y considere a Jesús. No se fije en los afanes de este mundo, sino en Jesucristo, el Autor y Consumador de la fe. Considere lo que Dios dice en su Palabra y deje que sus pensamientos le impulsen y le muevan. Haga de los pensamientos de Jesús sus pensamientos. Mire hacia arriba. No ponga sus ojos en las circunstancias que le rodean sino en la Fuente celestial. No tenga temor de perderlo todo; Dios es su fuente, no el mundo. El puede cuidar de usted no importa lo que esté pasando a su alrededor. Si se ha sentido decaído recientemente, levante su vista y su frente, Dios y Jesús están arriba, pero el diablo está abajo, debajo de sus pies. Así que, mire hacia lo alto. Isaías 40:21-31

miércoles, 12 de abril de 2017

VOLVEOS A DIOS Y EL SE VOLVERÁ HACIA USTEDES

Vuelvan verdaderamente al buen juicio, y no pequen, pues algunos de ustedes no conocen a Dios. Digo esto para que se avergüencen (1 Corintios 15:34) Como primera acción por la mañana, no se despierte pensando que es tan sólo un día más. Haga lo que la Palabra de Dios establece: «Vuelvan verdaderamente al buen juicio... y dejen de pecar». Despierte pensando en la gloriosa realidad de que usted ha sido hecho la justicia de Dios en Cristo Jesús, y que se le ha dado una posición justa con el Dios Altísimo. ¿Por qué? Porque mañana y todos los días de su vida en esta Tierra, Satanás tratará de convencerlo de que usted no tiene ningún derecho de recibir los beneficios de Dios. Tratará de llevarlo de nuevo al cautiverio para que usted peque y así poder controlar su vida. Pero Satanás no podrá hacerlo si usted despierta todos los días con la realidad de quién es usted en Cristo. La siguiente, es una confesión que puede hacer en oración para que esa verdad se avive en usted: Padre, hoy confieso de nuevo a Jesucristo como mi Señor y Salvador. Señor, Tú eres la cabeza de mi vida. Me rindo a ti por completo. Ahora mi voluntad es Tu voluntad. Mis planes son Tus planes. Como una nueva creación en Cristo Jesús, acepto el don de justicia y todo lo que ese don incluye: salud, prosperidad, paz, gozo y vida abundante. Me despojo de todo peso y del pecado que tan fácilmente me asedia. Ahora pongo mis ojos en Jesús, el Autor y Consumador de mi fe. De acuerdo con Tu Palabra, ahora puedo gobernar como rey en esta vida. El poder del pecado y de la muerte en mi vida ha sido vencido. Las fuerzas del mal ya no ejercen dominio sobre mí, pues mi vida está en las manos del Dios que gobierna sobre todos los dioses. Soy más que vencedor por medio de Aquel que me ama. Hoy decido vivir consciente de mi posición justa contigo, Señor, y en cada paso acercarme más y más a ti. Gracias por el don de justicia. Gracias a ese don puedo hacer todas las cosas en Cristo Jesús que me fortalece. En el nombre de Jesús. Amén.