martes, 30 de mayo de 2017

¡DIOS, DIOS MIO ERES TÚ, MI SALVADOR Y MI SEÑOR!

Isaías 43:3-4 Reina-Valera 1960 3 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. 4 Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. "Porque yo, el Señor, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba a cambio de ti." Él no rebajó su alto nivel en la salvación. ¿Cómo podía Dios dar a Egipto y a Etiopía en rescate por Israel? La respuesta es simple. Dios dijo que usó a esas naciones para disciplinar a Israel, Él les permitió que trataran a los israelitas de la forma en que lo hicieron, y después las juzgaría. En el libro de Proverbios, capítulo 21, versículo 18, leemos: "Rescate por el justo será el malvado, y por los rectos, el prevaricador". ¿Se ha preguntado usted por qué Dios permitió que el enemigo se cruzara en su camino y le causara todos los problemas que tuvo? Él lo hizo, para reintegrarle a usted al camino de Sus propósitos, de Su voluntad, y para desarrollarle espiritualmente. Dios utilizó a su enemigo para liberarle a usted de las tendencias y pasiones, de su naturaleza humana. En el mismo libro de Proverbios, capítulo 11, versículo 8 se nos dice: "El justo es librado de la tribulación, pero su lugar lo ocupa el malvado". Dios ha permitido que varias personas me trataran mal. Y he hablado con Dios en cuanto a esto. Pensaba que Él me estaba tratando mal, pero entonces me di cuenta de que Dios castigaba a esas personas, y debo confesar que estaba satisfecho por ello. El Señor usó a esas personas para enderezar algunos aspectos de mi vida, y después las enderezó a ellas. "Porque a mis ojos eres de gran estima, eres honorable y yo te he amado; daré, pues, hombres a cambio de ti y naciones a cambio de tu vida." No podemos imaginar cuanto amó Dios a Israel. No podemos imaginar cuanto nos ama y cuan hermosos y valiosos somos para Él. Juan 3:16-21 De tal manera amó Dios al mundo 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

viernes, 26 de mayo de 2017

EL SEÑOR JESUCRISTO CONTRATA OBREROS Y LES PAGA CON SABIDURÍA

“Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?” (Mateo 20:6) LOS OBREROS DE LA VIÑA Mateo 20:1-16 Esta parábola ilustra la Gracia y Soberanía de Dios, pues Él llama a su viña a quien quiere, en el tiempo que quiere y como quiere, y está disponible hoy en este tiempo para todos las personas que están leyendo estas líneas de reflexión, pues la Escritura dice “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? (Romanos 8:34-35)”, también dice “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová (Isaías 55:8)", “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe(Efesios 2:8-9)”. Vemos como Dios llama a los desocupados, este término se refiere cuando estamos en el mundo, viviendo solo para nosotros mismos ocupados y afanados en los placeres, distracciones y entretenimiento de esta vida. Dios nos ve que realmente estamos desocupados, sin trabajar en la viña del Señor, por eso cuando decimos que no tengo tiempo para trabajar en la obra del Señor, o no puedo escuchar su Santa Palabra, o no quiero arrepentirme de la vida vacía que llevo delante de Dios, o no quiero predicar el evangelio de Jesucristo a mis compañeros de trabajo, de estudio, o no puedo ir al estudio bíblico o al servicio en la iglesia, entonces significa que estamos tan ocupados y absorbidos en nuestras labores diarias que no le dedicamos un tiempo a Dios, estas ocupaciones en el mundo no son las que Dios quiere y le agrada, pues Dios quiere que trabajemos para Él anunciando el evangelio de Salvación en este siglo malo, ya sea de tiempo completo o donde estés trabajando como su siervo. En Mateo 5:3 Jesús dice “Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos”, estas palabras alientan nuestro corazón necesitado del aliento de vida para nuestra alma. Vemos en la historia de la parábola que unos obreros son llamados bien temprano, otros a las nueve de la mañana, otros al medio día, otros a las tres de la tarde, y por último unos a las cinco de la tarde, faltando una hora para terminar el día, esto se refiere a los diferentes tiempos a que son llamadas las personas para servirle al Señor, pero las primeras contentas y entusiasmadas, porque estaban contratados por un denario(moneda de plata equivalente a un día de trabajo ordinario) los cuales iban a ser pagados al final de la jornada. Ellos estaban pendiente de la paga, más no pensaban en trabajar contentos y con entusiasmo para que el dueño de la viña les dijera después que pueden seguir trabajando conmigo. Al final del día para la paga, el dueño de la viña llama al mayordomo y le da la instrucción de pagarle primero a los últimos que contrató por trabajar en la viña, es decir, los que trabajaron sólo una hora, y también recibirían el pago de un denario igual a los que trabajaron todo el día. Los primeros obreros al enterarse de que los últimos le pagaron un denario, pensaron que les pagarían más de un denario, pues ellos trabajaron más que los de una hora. Cuan sorprendidos estaban al enterarse que recibirían el mismo pago de los que trabajaron una hora. Al recibir el pago, ellos murmuraron diciendo: “Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día(v.12)”; con todo temor en el Señor lo digo, que en muchos casos podemos comportarnos como cristianos que tienen el ojo lleno de envidia, ya que cuando Dios nos llama a su servicio, unos son llamamos a predicar el evangelio en el ministerio pastoral de tiempo completo, otros en su trabajo secular, otros a las misiones en otros países, otros plantando iglesias, otros enseñando la palabra, otros ayudando económicamente para el ministerio y los necesitados, es decir, cada uno tiempo un rol en esta tierra, pero todos servimos al mismo Señor Jesucristo, pero en este proceso algunas personas pueden ser instrumentos de Dios más rápido que otras, conforme al propósito al que fue llamado cada uno por Dios, y es ahí donde debemos pensar que en esta tierra donde todos le trabajamos al mismo Señor, no por una buena paga, o porque si trabajamos más tendremos un lugar de honor en el reino, este problema paso con Santiago y Juan, como lo vemos en Mateo 20: 20-28, cuando quisieron tener lugar de honor en el reinado del Mesías, cuan sorprendidos estaban cuando el Señor, les dijo “y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos(Mateo 20:27-28), y esta es una buena enseñanza y enorme del evangelio, Dios nos salva por su gracia, pues estábamos desocupados en el mundo, sumergidos en vuestros delitos y pecados y nos llama a trabajar en su viña con el entusiasmo y la alegría para con el Señor trabajando, pues el Señor de la viña fue muy bondadoso en darles trabajo y pagarle acorde como Él quería. Es importante recalcar que a medida que pasa el tiempo podemos llegar a pensar que llevo muchos años siendo cristiano y me merezco mucho más que los recién convertidos que no saben mucho de doctrina y no le han dedicado tiempo en la iglesia, pero ellos tienen algo que por lo general no se ve en los cristianos “maduros”(por así decirlo) y es el gozo de la salvación en Dios(Salmos 51), mantener el primer amor en Cristo es una lucha que tenemos en toda nuestra vida, mientras estemos en aquí la tierra. No dejes que tu ojo sea malo, porque sino todo tu cuerpo es malo, en la Escritura dice “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Mateo 6:23-24)”. Por esa razón, es que al final de la parábola dice “Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”.

sábado, 20 de mayo de 2017

LLAMAMIENTO A VOLVER A DIOS

Diles, pues: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. (Zacarías 1:1-6) "En el octavo mes del año segundo de Darío, vino palabra del señor al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:" En el octavo mes, del año segundo de Darío. La fecha fue dada durante el reinado de un rey gentil, porque en esa época no había rey en la tierra de Israel, ni en la de Judá. El linaje de David ya no estaba en el trono, y había comenzado lo que se denominó "el tiempo de los gentiles". El segundo año del rey Darío fue el mismo año en que inició su profecía Hageo. Hageo comenzó a profetizar en el mes sexto del segundo año del rey Darío. La fecha de inicio de la profecía de Zacarías: fue el año 520 A.C. Zacarías inició su profecía en el mes octavo. Durante este mes Hageo no comunicó ningún mensaje profético; había profetizado durante el mes de septiembre, en octubre y en diciembre, pero no en noviembre. Este dato es una nueva confirmación de que Hageo y Zacarías eran contemporáneos. Zacarías utilizó una expresión que también fue lenguaje de Hageo: vino palabra de Jehová. Es decir, él habló respaldado por la misma autoridad con la que habló Hageo. Esa frase se repite 14 veces a lo largo de este libro. El énfasis y la autoridad del libro radican en esta afirmación. Luego, en el versículo 2 de este primer capítulo de Zacarías, leemos: "Se enojó el Señor en gran manera contra vuestros padres." Este profeta habló con la misma autoridad que lo hizo Hageo. Es decir, que esta es la palabra de Jehová. Él habló al remanente que había regresado. Y está advirtiéndoles que no sigan en los pasos o en los caminos, que habían recorrido sus padres antes de ser llevados a la cautividad. Él les dijo: "La razón por la cual vosotros fuisteis a la cautividad fue porque el Señor estaba disgustado con vuestros padres. Ellos habían pecado contra Dios. Ahora nosotros no queremos cometer la misma equivocación". En el versículo 3, él dijo: "Diles, pues: Así ha dicho el Señor de los ejércitos:" Nuevamente nos encontramos con la misma expresión: Así ha dicho el Señor de los ejércitos. Es interesante notar cómo se nombra en este versículo a Dios: se le llamó "el Señor de los ejércitos". Muchos de los títulos que se le han dado a Dios han llegado a perder su significado para nosotros. Bien, ¿qué es lo que quiere decir en realidad "el Señor de los ejércitos"? En todo el libro se mencionó esta expresión unas 52 veces. Es, por lo tanto, una expresión que tiene su importancia. Ahora, la palabra "ejércitos" es la palabra hebrea "haba", y significa servicio o fortaleza, o aun guerra. El Señor de los ejércitos significa que "dispone de recursos sin límites que están a su disposición para el bien de Su pueblo". Como también los tenemos hoy, los hijos de Dios, los creyentes, según escribió el apóstol Pablo: "Él es rico en misericordia". (Efesios 2:4). Dios tiene todo poder. Así es que podemos preguntarle: ¿Qué es lo que necesita usted hoy, amigo oyente? ¿Un poco de misericordia? Bueno, Él la tiene en abundancia. Él es rico en misericordia. Él puede darle misericordia a usted. Él es "el Señor de los ejércitos". Notemos ahora lo que dice este versículo 3, del capítulo 1 de Zacarías: "Diles, pues: Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Volveos a mí, dice el Señor de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho el Señor de los ejércitos." Habrá observado que la expresión "el Señor de los ejércitos" se reitera tres veces en este versículo, y luego se vuelve a mencionar en el siguiente versículo. Veamos lo que Dios dijo en el versículo 4: "No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; y no atendieron, ni me escucharon, dice el Señor." Esta fue una advertencia para el pueblo. El libro comenzó de una forma muy práctica, ¿no le parece? Lo que Dios estaba diciendo aquí era lo siguiente: "Vuestros padres no querían prestarle atención a los profetas que Yo les envié. Yo les envié a Oseas, les envié a Joel, envié a Amós. También envié a Isaías y Jeremías. Envié a todos esos profetas, y ellos no les escucharon. No prestaron atención a ninguno de ellos. Esa es la razón por la cual fuisteis a la cautividad". Por eso dice en este versículo 4: "No seáis como vuestros padres, a los cuales clamaron los primeros profetas, diciendo: Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; y no atendieron, ni me escucharon, dice el Señor." Luego, en el versículo 5, Dios les formuló la siguiente pregunta: "Vuestros padres, ¿dónde están? y los profetas, ¿han de vivir para siempre?" El pueblo de Israel ya no podía escuchar las voces de los profetas. Es decir, otros profetas como Jeremías, Isaías, Oseas, Joel y Amós ya habían muerto. Sus voces fueron silenciadas. Dios también les preguntó, ¿dónde están vuestros padres? Bueno, la generación anterior, los padres, todos ellos estaban sepultados en Babilonia. Pero ése no era un lugar apropiado para un israelita, porque para los hebreos siempre fue muy importante el ser sepultado en su propia tierra. Aun Jacob, ya anciano, en la tierra de Egipto, hizo jurar a José, su hijo, que no le sepultaría en Egipto. Él quería ser llevado y sepultado en la tierra de sus padres, y allí es donde descansan sus restos, en Hebrón, en Israel. Y, ¿por qué ese anhelo de regresar a la tierra de los antepasados? Jacob confiaba que el día, cuando Dios le va a levantar de los muertos, junto con los demás patriarcas, los israelitas piadosos, vivirían en esa tierra prometida. Esa era su esperanza, de ser resucitados de la muerte, allí en su tierra. Y por tanto, todos querían recibir sepultura en su tierra. Si usted ha tenido oportunidad de visitar la ciudad de Jerusalén, en Israel, sabe que ante las puertas orientales, sobre el valle de Hebrón, y hasta la ladera del Monte de los Olivos, hay muchísimas tumbas de israelitas que fueron sepultados allí. ¿Por qué fueron sepultados allí? La razón principal es que allí esperan ver al Mesías llegar un día a la tierra. La pregunta de Zacarías es muy pertinente, "vuestros padres, ¿dónde están?" Bueno, ellos fueron sepultados en Babilonia, al lado de los canales de Babilonia. No era el lugar apropiado para un israelita el recibir sepultura lejos de la tierra, la tierra prometida, porque su esperanza se encontraba lejos, en esta tierra de Israel. Debía ser muy triste, y hasta traumático, para aquellos que regresaron de la cautividad, de Babilonia, y debían dejar a sus seres queridos, a sus familias, sepultados en tierra extraña, en tierra de esclavitud, vergüenza y humillación. Dios les hizo una seria advertencia. Y luego dijo, en el versículo 6 de este capítulo 1 de Zacarías: "Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres?" Es decir, ¿no sucedió así con vuestros padres? Vino el juicio, o sea que, vuestros pecados os han alcanzado. El versículo 6 concluye diciendo: "Por eso volvieron ellos y dijeron: Como el Señor de los ejércitos pensó tratarnos conforme a nuestros caminos, y conforme a nuestras obras, así lo hizo con nosotros." Así que, finalmente, ellos estaban dispuestos a admitir que todo lo malo que les había sucedido como juicio de parte de Dios, era justo, porque Él les había advertido de las nefastas consecuencias. Pero ellos no le habían escuchado. Ahora Zacarías estaba presentando nuevamente una advertencia al pueblo. ¿Qué podemos aprender para nuestras vidas acerca de lo que acabamos de leer? Encontramos por un lado advertencias y por otra parte un llamado: advertencia a no tomar en vano los consejos de Dios; y un llamado a volver a Él, con arrepentimiento

martes, 16 de mayo de 2017

¡OH QUE AMIGO NOS ES CRISTO!

Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino (v. 18). Génesis 14:17-24 El poeta Samuel Foss escribió: «Déjame vivir junto al camino y ser amigo del hombre» (The House by the Side of the Road [La casa junto al camino]). Eso es lo que quiero ser: un amigo para los demás. Quiero estar junto al camino, a la espera de los viajeros cansados. Quiero buscar a los que han sido maltratados, que llevan la carga de un corazón atribulado y desilusionado. Deseo sustentarlos y renovarlos con una palabra de ánimo antes de despedirlos. Quizá no pueda «arreglarlos» a ellos o sus problemas, pero puedo dejarles una bendición. Melquisedec, rey de Salem y sacerdote, bendijo a Abram cuando este regresó cansado de una batalla (Génesis 14). Una «bendición» es algo más que un buen deseo. Bendecimos a los demás cuando los llevamos a Aquel que es la fuente de toda bendición. Melquisedec bendijo a Abram, diciendo: «Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra» (v. 19). Podemos bendecir a otros orando con ellos, y llevarlos con nosotros al trono de la gracia para encontrar ayuda en tiempo de necesidad (Hebreos 4:16). Tal vez no podamos cambiar sus circunstancias, pero podemos mostrarle a Dios. Es lo que hace un verdadero amigo. Jesús, enséñanos a ser un amigo para los demás, como tú eres nuestro amigo. Una gran parte de amar es escuchar.

jueves, 11 de mayo de 2017

EL SEÑOR QUITA LA VIDA Y LA DA; NOS HACE BAJAR AL SEPULCRO Y DE ÉL NOS HACE SUBIR

… quisiera partir y estar con Cristo […] pero por el bien de ustedes, es mejor que siga viviendo (v. 23-24). Filipenses 1:21-26 Una anciana llamada Violeta estaba sentada sobre su cama en una enfermería, y sonrió cuando unos adolescentes fueron a visitarla. El aire caliente del mediodía abatía sin tregua, pero ella no se quejaba. En cambio, sonrió de oreja a oreja y cantó: « ¡Voy corriendo, brincando, saltando y alabando al Señor!». Mientras cantaba, agitaba los brazos como si estuviera corriendo. Los ojos de los que la rodeaban se llenaron de lágrimas, porque Violeta no tenía piernas. Estaba cantando porque, según ella: «En el cielo, tendré piernas para correr». El gozo y la expectativa de Violeta sobre el cielo le añaden un nuevo vigor a las palabras de Pablo en Filipenses 1: «Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor» (v. 22-23). Todos enfrentamos momentos difíciles que pueden hacer que anhelemos la promesa del alivio celestial. Pero, así como Violeta se goza a pesar de sus circunstancias actuales, nosotros también podemos seguir «corriendo, brincando, saltando y alabando al Señor», tanto por la vida abundante que nos da aquí como por el gozo supremo que nos espera. Señor, cuando pase por momentos difíciles, ayúdame a encontrar gozo. Cuando Dios nos da un nuevo comienzo, descubrimos una alegría incesante.

martes, 2 de mayo de 2017

NOSOTROS SOLO APOYAMOS NUESTRA MANO PERO EL QUE TOCA REALMENTE ES EL SEÑOR

Jesús extendió la mano y le tocó… (v. 3). Mateo 8:1-4 A Kiley le encantó la idea de ir a una zona remota de África oriental para ayudar en una misión médica, pero estaba intranquila. No tenía experiencia médica. Aun así, podía proporcionar primeros auxilios. Mientras estaba allí, conoció a una mujer con una enfermedad espantosa pero curable. La pierna deformada de la mujer la impresionaba, pero Kiley sabía que tenía que hacer algo. Mientras le limpiaba y vendaba la pierna, su paciente empezó a llorar. Preocupada, Kiley le preguntó si la estaba lastimando. «No —respondió—. Es la primera vez que alguien me toca en nueve años». La lepra es otra enfermedad que puede hacer que sus víctimas sean repulsivas para los demás, y en la antigua cultura judía, había pautas estrictas para evitar su contagio. Sobre el leproso, la ley declaraba: «habitará solo; fuera del campamento será su morada» (Levítico 13:46). Por eso es tan increíble que un leproso se acercara a Jesús para pedirle: «Señor, si quieres, puedes limpiarme» (Mateo 8:2). «Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio» (v. 3). Al tocar la pierna enferma de una mujer solitaria, Kiley empezó a mostrar el amor valiente de Jesús, que tiende puentes. Un solo toque marcó la diferencia. Señor, quiero expresar el amor valiente que demostraste al caminar sobre esta Tierra. ¿Qué puede pasar si superamos el temor y permitimos que Dios nos utilice?