viernes, 28 de febrero de 2014

ESTOA DE MAREA

Marcos 6:30-32 Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco… —Marcos 6:31 Me resulta fascinante pensar en la fuerza de atracción de la luna sobre nuestros grandes océanos, lo cual genera las mareas altas y bajas. Cuando estas mareas cambian, hay un breve período llamado «estoa de marea», en que el agua no sube ni baja. Según los científicos, en ese momento, el agua está «calma»; una pausa de quietud antes de que vuelva a producirse el avance repentino del flujo de agua. A veces, nuestra agenda cargada de actividades puede hacernos sentir como si las responsabilidades disputaran entre sí y nos tironearan hacia todos lados. Al considerar el ministerio de Jesús, vemos que Él comprendió la intensidad de las demandas impuestas sobre sus seguidores y la necesidad que estos tenían de descansar. Después de volver de un ministerio itinerante en equipos de dos, los Doce informaron sobre las maravillas que Dios había hecho a través de ellos (Marcos 6:7-13, 30). Pero Jesús respondió: «Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto» (vv. 31-32). ¿Qué responsabilidades están presionándote hoy? Sin duda, es apropiado planificar un tiempo de descanso y relajación para renovar tu cuerpo y alma, para poder servir de manera más fructífera a los demás. Jesús lo aconsejó, y todos lo necesitamos. Allí te encontrarás con Él. Pasar tiempo en silencio con Dios puede darnos su tranquilo reposo.

jueves, 27 de febrero de 2014

EL DON DE RECORDAR

Génesis 40:1-14, 23 Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó. —Génesis 40:23 Mientras estudiaba en el seminario, trabajaba en un hogar de ancianos. Cuando conversaba con estos hombres y mujeres, casi todos hablaban de la soledad que sentían en ese momento al haber vivido más tiempo que algunos de sus amigos. La mayoría se preguntaba si alguien los recordaría después de que dejaran esta vida. No solo los ancianos pueden sentirse solos y olvidados. En realidad, muchos nos sentimos limitados y solitarios, dejados de lado por circunstancias justas e injustas. A veces, incluso experimentamos lo que le sucedió a José, el personaje del Antiguo Testamento: gente que no nos recuerda cuando, por muchas razones, debería hacerlo. Génesis 40 describe las vivencias de José mientras estaba preso. El copero había sido liberado y restituido a su puesto en la corte, tal como José había dicho (vv. 9-13). Este le pidió que lo mencionara ante Faraón, pero el copero se olvidó (vv. 14, 23). Quizá nos sintamos olvidados; pero, como en el caso de José, no es verdad (42:9-13). Jesucristo está sentado a la diestra de Dios, y nuestras oraciones indefectiblemente llegan al trono del Rey porque nuestro Salvador es el Mediador. Cuando nos sintamos solos, recordemos descansar en su promesa de que Él está con nosotros siempre (Mateo 28:20). Jesús nunca abandona ni olvida a los suyos.

miércoles, 26 de febrero de 2014

SABIDURÍA DE LAS MASAS

1 Corintios 1:18-25 Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad. —Proverbios 11:14 La descripción en Internet de La sabiduría de las masas dice: «En este fascinante libro, el columnista sobre economía James Surowiecki explora una idea sencilla, pero engañosa: los grupos grandes de personas son más listos que las elites minoritarias, independientemente de su inteligencia; mejores para resolver problemas, fomentar innovaciones, llegar a decisiones sabias, e incluso para predecir el futuro». El autor emplea una variedad de cosas, desde la cultura pop hasta la política, para presentar un concepto básico: en la mayoría de los casos, la masa tiene razón. Es una teoría interesante, pero probablemente podría debatirse en épocas de elecciones o cuando nuestro participante favorito es eliminado del concurso en un programa de televisión. La Biblia deja claro que la sabiduría de las masas puede ser dudosa e incluso peligrosa (Mateo 7:13-14), pero también señala que hay otra clase de sabiduría colectiva que puede ser útil. En Proverbios 11:14, leemos: «Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad». Uno de los beneficios del cuerpo de Cristo es que podemos ayudarnos unos a otros; en parte, trabajando juntos para obtener la sabiduría divina. Cuando nos unimos para llevar a cabo los propósitos de Dios, hallamos seguridad en la comunión mutua que Él nos proporciona y recibimos su sabiduría para enfrentar los desafíos de la vida. Obtenemos mejor la sabiduría divina cuando la buscamos juntos.

martes, 25 de febrero de 2014

«DESCANSA»

Éxodo 20:8-11 En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. —Salmo 23:2-3 A veces, nuestro perro se altera tanto que tiene convulsiones. Para prevenir que eso suceda, tratamos de calmarlo. Lo acariciamos, le hablamos con voz suave y le decimos que se acueste y descanse. Pero cuando oye «acuéstate y descansa», mira para otro lado y empieza a quejarse. Finalmente, con un dramático suspiro de resignación, obedece y se tira al suelo. En ocasiones, nosotros también necesitamos que nos recuerden que debemos descansar. En el Salmo 23, aprendemos que nuestro Buen Pastor «en lugares de delicados pastos [nos hace] descansar» y que nos guía «junto a aguas de reposo». Sabe que nos hace falta esa tranquilidad y descanso, aun cuando nosotros no nos damos cuenta. Nuestro cuerpo está diseñado para descansar con regularidad. Dios mismo reposó al séptimo día, después de su obra creadora (Génesis 2:2-3; Éxodo 20:9-11). Jesús sabía que había un tiempo para servir a las multitudes y otro para descansar. Instruyó a sus discípulos: «Venid vosotros aparte […] y descansad un poco» (Marcos 6:31). Cuando descansamos, nos renovamos y reenfocamos. Si llenamos todo el tiempo con actividades, incluso con cosas válidas, Dios suele captar nuestra atención haciéndonos acostar y «descansar». El descanso es un don, una dádiva buena de nuestro Creador que sabe exactamente lo que necesitamos. Alabémoslo por hacernos descansar en delicados pastos. «Si no nos retiramos y descansamos, podemos desmoronarnos». —Havner

domingo, 23 de febrero de 2014

JESÚS ME AMA

Romanos 8:31-39 Conservaos en el amor de Dios… —Judas 21 Cuando hace frío, nuestra vieja perra va por todo el patio buscando un lugar soleado para recostarse sobre la hierba y conservar el calor bajo los rayos del sol. Esto me recuerda que nosotros debemos «conservarnos» en el amor de Dios (Judas 21). No significa que debamos actuar de alguna manera especial para lograr que el Señor nos ame (aunque deseamos agradarlo), ya que, por ser sus hijos, Él nos ama independientemente de lo que hagamos o dejemos de hacer. Quiere decir que debemos meditar en su amor y disfrutar de su resplandor y calor durante todo el día. «[Nada] nos podrá separar del amor de Dios» (Romanos 8:39). Él nos amaba antes de que naciéramos, y nos sigue amando ahora. Esta es nuestra identidad en Cristo, lo que somos: hijos amados de Dios. Debemos meditar en esta verdad todo el día. Juan, en su Evangelio, se describe cinco veces como el discípulo al que Jesús amaba (13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20). El Señor también amaba a los otros, ¡pero Juan se deleitaba en la realidad de que Jesús lo amaba a él! Podemos adoptar el pensamiento de Juan: «¡Soy el discípulo a quien Jesús ama!», y repetirnos esta verdad durante todo el día o cantar en nuestro corazón ese conocido coro para niños: «Cristo me ama; me ama a mí». Al conservar en nuestra mente esta afirmación todo el tiempo, ¡nos deleitaremos en la calidez de su amor! Dios no nos ama por lo que somos nosotros, sino por lo que Él es.

sábado, 22 de febrero de 2014

ANCLA DE LA ESPERANZA

Hebreos 6:13-20 … para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma… —Hebreos 6:18-19 Frank, Ted y yo pescábamos percas en el lago Rice, en Ontario, Canadá. Estábamos en un bote tipo pontón, y los peces picaban mucho. Ocupados poniendo carnada y atrapando peces, poco a poco nos dimos cuenta de que ya no picaban tanto. Después entendimos por qué: el bote se había movido. Un viento fuerte lo había arrastrado. El ancla no podía sostenernos y se arrastraba por el fondo del lago. La levantamos, volvimos al lugar lleno de peces y volvimos a anclar. Nos alejamos otra vez. Después de un tercer intento, regresamos a la costa. No podíamos conseguir que el ancla se afirmara. En lo que respecta a la salvación, nuestra esperanza está anclada en la promesa de Dios y la obra de Jesucristo. Los vientos y las olas de la duda y el desánimo, y el ataque espiritual del maligno pueden hacernos pensar que estamos a la deriva y que la salvación que Dios ofrece es insegura. ¡De ninguna manera! El Señor ha prometido que nuestra salvación es segura, y Él no puede mentir (Hebreos 6:18-19). Nuestra esperanza está firmemente asegurada en Jesucristo, quien nos redimió una vez y para siempre cuando murió, resucitó y ascendió al cielo. Nuestra ancla es la Roca inconmovible: Jesucristo. Su amor ilimitado nos mantiene seguros y afirmados. Nuestra ancla es la Roca: Jesucristo.

viernes, 21 de febrero de 2014

LA VIDA ANSIADA

Lucas 6:27-36 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. —Lucas 6:31 La Feria del Libro que anualmente se realiza en Austin, Texas, Estados Unidos, atrae miles de personas que disfrutan hojeando libros, asistiendo a debates liderados por autores famosos y atesorando consejos de escritores profesionales. En una oportunidad, un autor de libros de ficción para adultos jóvenes les dijo a los aspirantes a escritores: «Escribe el libro que quieres encontrar en el estante». Esta recomendación es valiosa tanto para escribir como para vivir. ¿Qué pasaría si decidiéramos vivir como queremos que vivan todos los demás? En Lucas 6:27-36, Jesús instó a sus seguidores a procurar un estilo de vida que demuestre a todos la misericordia de Dios: «… Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian» (vv. 27-28). También señaló que la generosidad y la ausencia de venganza deben caracterizar nuestra reacción ante un trato injustificado (vv. 29-30). Y concluyó: «Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos» (v. 31). ¿Imposible? Sí, si dependemos de nuestra propia fortaleza y determinación. La fortaleza procede del Espíritu, y la determinación surge de recordar cómo nos ha tratado Dios: «… él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso» (vv. 35-36). Todos anhelamos ver una vida así. El cristianismo no es solamente Cristo en ti, sino Él viviendo su vida a través de ti.

jueves, 20 de febrero de 2014

¡ES JESÚS!

Isaías 53:4-12 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados… —Isaías 53:5 Michael Brown era un niño judío. Vivía en Nueva York y no le interesaban los asuntos espirituales. Su vida giraba alrededor de ser percusionista de una banda, y cayó en las drogas. Pero después, unos amigos lo invitaron a la iglesia, donde le resultaron irresistibles el amor y las oraciones de la gente. Después de una breve lucha espiritual, aceptó por fe a Jesucristo como su Salvador. Esto produjo un cambio radical en este joven judío descarriado. Un día, le contó a su padre que había escuchado textos del Antiguo Testamento que describían a Jesús. Sin poder creerlo, el padre le preguntó: «¿Dónde?». Cuando Michael abrió su Biblia, era Isaías 53. Lo leyeron juntos, y el joven exclamó: «¡Es Él! ¡Es Jesús!». Sin duda, es Jesús. Con la ayuda de los creyentes y la guía del Espíritu Santo, Brown (actualmente erudito bíblico y escritor) reconoció al Mesías de Isaías 53. Experimentó la salvación que transforma vidas, perdona el pecado y da vida abundante a todos los que confían en el «varón de dolores» (v. 3). Jesucristo es Aquel «herido por nuestras rebeliones» que murió por nosotros en la cruz (v. 5). Esta obra es puramente exclusiva del Espíritu Santo revelando a Cristo como lo hizo con el apóstol Pedro: (Mateo 16:13-17) 13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. 15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. La Biblia y con la imprescindible ayuda del Espíritu Santo nos revela a Cristo, el único que tiene poder para cambiar vidas. El Espíritu Santo utiliza la Palabra de Dios para transformar el corazón.

miércoles, 19 de febrero de 2014

EL PODER DE LA COMPASIÓN

Isaías 42:1-9 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare… —Isaías 42:3 Francis Schaeffer, escritor y apologeta cristiano, tenía dificultades para deletrear las palabras correctamente debido a su dislexia. En la universidad donde asistió, los errores de ortografía bajaban sus calificaciones en todos los trabajos escritos que debía presentar. Durante su primer año de estudios, un profesor le dijo: «Esta es la mejor monografía de filosofía que he leído en toda mi vida, pero es la peor escrita. ¿Qué voy a hacer? No puedo aprobarte». Francis respondió: «Señor, nunca pude escribir bien. Por favor, ¿podría simplemente leer lo que quise decir, sin preocuparse por la ortografía?». Después de una larga pausa, el profesor contestó: ¿Sabe, Sr. Schaeffer? Me parece que eso es lo que haremos». Su respuesta sabia y compasiva estimuló a este joven dotado, para que, posteriormente, ayudara a muchas de las generaciones inquisitivas durante las décadas de 1960 y 1970 a encontrar el camino a la fe en Cristo. Isaías declaró sobre el Mesías prometido: «No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia» (Isaías 42:3). Esta imagen habla de una Persona amable, pero también poderosa, que libera a los cautivos y anima a quienes están descorazonados y tentados a caer en la desesperación. Jesús vino a liberarnos del pecado, no a condenarnos por nuestra condición. Hoy ofrece salvación y estímulo a todos los que acuden a Él. Cuando acudimos a Cristo quebrantados, Él nos recompone.

martes, 18 de febrero de 2014

CREAR TU VIDA

Marcos 10:35-45 Y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. —Marcos 10:44 El consejo que leí en un libro de autoayuda sonaba bien: «Haz solamente aquello en lo que sobresales, porque allí es donde te sentirás más satisfecho». El autor intentaba ayudar a sus lectores a crear la clase de vida que deseaban. No sé qué pensarás tú, pero si yo hiciera solo aquello en lo que me destaco, ¡no lograría mucho! En Marcos 10, leemos sobre dos discípulos, Jacobo y Juan, que tenían planes sobre el tipo de vida que querían alcanzar: le pidieron a Jesús estar a su derecha y a su izquierda en su reino (v. 37). Los otros diez discípulos «comenzaron a enojarse» cuando oyeron la pregunta (v. 41)… ¡posiblemente, porque era la posición que ellos deseaban conseguir! Pero Jesús aprovechó la oportunidad para enseñarles sobre otra clase de vida: servir a los demás. Declaró: «… el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos» (vv. 43-44). Al parecer, el servicio a otras personas es el propósito de Dios para nuestra vida. Incluso Jesucristo, el Hijo de Dios, «… no vino para ser servido, sino para servir…» (v. 45). Al mirar el ejemplo de Cristo y depender de la ayuda del Espíritu Santo, también podemos ser siervos y tener una vida plena. Las grandes ocasiones para servir a los demás ocurren rara vez, pero las pequeñas nos rodean cada día.

lunes, 17 de febrero de 2014

¿POR QUÉ ENTRISTECER?

Hebreos 13:17-19 Obedeced a vuestros pastores […]; porque ellos velan por vuestras almas. —Hebreos 13:17 Los pastores son un blanco fácil para las críticas. Todas las semanas están en la palestra, explicando cuidadosamente la Palabra de Dios y desafiándonos a vivir en semejanza a Cristo. Pero a veces, buscamos razones para criticarlos. Es fácil pasar por alto todo lo bueno que hacen y centrarnos en nuestras opiniones personales. Como sucede con todos, nuestros líderes de la iglesia no son perfectos. Así que, no estoy diciendo que debemos seguirlos ciegamente y dejar de confrontar sus errores mediante los canales apropiados. No obstante, algunas palabras del escritor de Hebreos pueden ayudarnos a encontrar la manera de pensar correctamente en cuanto a aquellos que presentan la verdad de Dios y son un modelo de cómo liderar mediante el servicio: «Obedezcan a sus pastores, y respétenlos. Ellos cuidan de ustedes porque saben que tienen que rendir cuentas a Dios» (Hebreos 13:17 rvc). Piensa en esto: delante de Dios, nuestros pastores son responsables de guiarnos espiritualmente. Entonces, debemos desear que ese peso sea un motivo de gozo y no de tristeza. El pasaje indica que entristecer a los líderes «no será provechoso para [nosotros]» (v. 17 rvc). Honramos a Dios y beneficiamos a nuestra iglesia cuando honramos a quienes Él designó como líderes. —Padre, gracias por nuestros líderes. Ayúdanos a alentarnos y respaldarlos. Protégelos del error, tanto en palabras como en acciones. Los pastores que predican la Palabra de Dios necesitan una buena palabra del pueblo de Dios.

sábado, 15 de febrero de 2014

EL GRAN CREADOR Y SANADOR

Salmo 139:1-16 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras… —Salmo 139:14 Hace unos años, tuve un accidente bastante grave mientras esquiaba en la nieve y me desgarré un músculo de la pierna. El médico me dijo que el desgarro me había hecho perder mucha sangre. El proceso de curación fue lento, pero durante la espera, quedé asombrado ante la grandeza de nuestro Creador (ver Colosenses 1:16). He abollado un par de paragolpes de automóvil y roto algunos platos, y siguieron en esa condición; pero mi pierna no. En cuanto se desgarró el músculo, los mecanismos internos de cicatrización que Dios creó en mi cuerpo empezaron a actuar. De manera invisible, en lo profundo de mi pierna dolorida, los remedios de su maravilloso diseño sanaban la herida. Poco después, estaba andando y corriendo otra vez, con una comprensión completamente renovada de lo que el salmista quiso decir al expresar que las obras del Señor son «formidables, maravillosas». Mi corazón se llenó de alabanza (Salmo 139:14). A veces, hace falta algo como un accidente o una enfermedad para que nos acordemos de la obra maestra que constituye nuestro cuerpo. Así que, la próxima vez que enfrentes una interrupción inesperada, sin importar su causa, ¡centra tu atención en el amor maravilloso de Cristo y permítele elevar tu corazón en gratitud y adoración aun en medio del dolor! —Señor, ayúdanos a verte más allá de las circunstancias, y a meditar en tu obra maravillosa y tu diseño perfecto. La adoración al Creador supremo comienza con un corazón agradecido.

viernes, 14 de febrero de 2014

AMOR VERDADERO

Juan 15:9-17 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. —Juan 15:13 Durante el ensayo de la ceremonia de bodas de mi hermano, mi esposo tomó una foto de los novios mientras se miraban delante del pastor. Más tarde, nos dimos cuenta de que el flash de la cámara había iluminado una cruz de metal en el fondo, la cual aparecía como una imagen resplandeciente encima de la pareja. La fotografía me recordó que el matrimonio es un cuadro del amor de Cristo hacia la iglesia, demostrado en la cruz. Cuando la Biblia instruye a los maridos a amar a sus esposas (Efesios 5:25), Dios compara esa clase de afecto fiel y generoso con el amor de Cristo a sus seguidores. Debido a que Él entregó su vida en sacrificio por amor, debemos amarnos unos a otros (1 Juan 4:10-11). Jesús murió en nuestro lugar para que nuestro pecado no nos mantuviera separados de Dios eternamente. Él puso en práctica las palabras que les expresó a sus discípulos: «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos» (Juan 15:13). Muchos padecemos la angustia del abandono, el rechazo y la traición. A pesar de todo esto, por medio de Cristo podemos comprender la naturaleza sacrificada, compasiva y perseverante del amor verdadero. Hoy recuerda que Dios te ama. Jesús lo expresó con su vida. La cruz de Cristo es lo que mejor habla del amor de Dios.

jueves, 13 de febrero de 2014

VISIÓN DE FUTURO

·Cuando el enemigo te recuerde tu pasado..., tú háblale con autoridad de tu futuro..." Romanos 8:28-30 … cuando él se manifieste, seremos semejantes a él… —1 Juan 3:2 Los escultores tienen un término para referirse a la capacidad del artista de mirar un trozo de piedra en bruto y verlo en su forma final y completa: visión de futuro. Gutzon Borglum (1867-1941) es un escultor que creó muchas obras de arte públicas destacadas. Probablemente, la más famosa es el Mt. Rushmore National Memorial en Dakota del Sur, Estados Unidos. Su ama de llaves captó la idea de qué significa la visión de futuro cuando miró fijamente los rostros juntos de los cuatro presidentes de los Estados Unidos en la ladera del monte Rushmore por primera vez. Con voz entrecortada, preguntó: «Sr. Borglum, ¿cómo supo que el Sr. Lincoln estaba en esa roca?». La visión de futuro es también una buena descripción de nuestro Dios que todo lo ve. Él percibe por completo lo que somos y aun más. Ve lo que seremos cuando haya completado su obra y estemos de pie delante de él, santos y sin mancha: la semejanza exacta de Jesús, su misma imagen. El Dios que comenzó esta gran obra en ti seguirá obrando hasta completarla en aquel día en que Jesucristo se manifieste (ver Filipenses 1:6). ¡Nada puede oponerse a Dios! Él anhela tanto nuestra perfección que nada puede ni podrá impedir que complete la obra que empezó hace tanto tiempo. Si tan solo… si tan solo nos pusiéramos en manos del Escultor Maestro. —DHR Dios obra en nosotros para que nos convirtamos en lo que Él desea.

martes, 11 de febrero de 2014

MANTENER LA UNIDAD

Efesios 4:1-6 Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. —Efesios 4:3 Un hombre que estaba perdido y solo en una isla fue finalmente encontrado. Los que lo rescataron le preguntaron sobre las tres chozas que veían allí, y señalándolas, él contestó: «Esta es mi casa y esa es mi iglesia». Después, señaló la tercera: «Esa es mi ex iglesia». Aunque tal vez nos riamos ante esta tonta historia, ciertamente señala una preocupación sobre la unidad entre los creyentes. En la época de Pablo, la iglesia de Éfeso estaba formada por ricos y pobres, judíos y gentiles, hombres y mujeres, amos y esclavos. Y donde hay diferencias, también hay fricción. Una de las preocupaciones del apóstol era el tema de la unidad. Pero observa lo que declaró en Efesios 4:3. No les dijo que se esforzaran para producir unidad u organizarla, sino que fueran solícitos «en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz». La unidad ya existe porque los creyentes comparten un cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, y un Dios y Padre de todos (vv. 4-6). ¿Cómo guardamos la unidad? Expresando nuestras opiniones diferentes y convicciones con humildad, bondad y paciencia (v. 2). El Espíritu nos da el poder para reaccionar con amor hacia aquellos con quienes discrepamos. —Señor, que nuestro andar y servicio sean una imagen de la unidad del Padre, el Hijo y el Espíritu. Llénanos con el fruto del Espíritu para que amemos a los demás como tú deseas. La unidad entre los creyentes procede de nuestra unión en Cristo.

sábado, 8 de febrero de 2014

¿QUIÉN ES ESE HÉROE?

Jueces 3:7-11 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre… —Mateo 5:16 Al leer el libro de Jueces, con sus batallas y guerreros poderosos, a veces puede parecer que uno está leyendo una historieta de súper héroes. Tenemos a Débora, Barac, Gedeón y Sansón. Sin embargo, en la lista de jueces (o libertadores), también encontramos a Otoniel. El relato de su vida es breve y directo (Jueces 3:7-11); sin dramatización ni demostraciones de valentía. Pero sí vemos lo que Dios hizo a través de él: «El Señor levantó un libertador» (v. 9), «el Espíritu del Señor vino sobre él» (v. 10) y «el Señor entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria» (v. 10). El relato sobre Otoniel nos ayuda a concentrarnos en lo más importante de la vida: la actividad de Dios. Historias interesantes y personajes fascinantes pueden ensombrecer esta verdad. Entonces, terminamos enfocados en ellos y no vemos lo que el Señor está haciendo. Cuando era joven, deseaba tener mayor talento para poder guiar más personas a Cristo. Pero estaba mirando en la dirección equivocada. Dios suele utilizar personas comunes y corrientes para hacer su obra fuera de lo común. Lo que glorifica al Señor y atrae a otros hacia Él es su luz que brilla a través de nuestra vida (Mateo 5:16). Cuando otros observen nuestra vida, es más importante que vean a Dios y no a nosotros. En nuestra capacidad limitada resalta el poder ilimitado de Dios.

jueves, 6 de febrero de 2014

ANTES Y DESPUÉS

Salmo 55:1-8, 16-17 Escucha, oh Dios, mi oración […]. Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído. —Salmo 55:1, 4 ¿Qué cambios se producen en la vida después de una prueba severa? Pensé en esto mientras leía la trágica historia de un padre jamaiquino que, accidentalmente, disparó y mató a su hija de 18 años mientras trataba de proteger a su familia de unos asaltantes. La noticia relataba que, al día siguiente, fue a la iglesia (como era su costumbre) desconsolado, pero buscando de todos modos la ayuda de Dios. La fe en Él lo había guiado antes, y sabía que el Señor podía sostenerlo después. Pensé en esto con respecto a mi vida, tras haber perdido también a una hija adolescente. Para recordar mi perspectiva de la vida y de la fe antes de la muerte de Melissa, revisé los archivos en mi computadora para leer el último artículo que había escrito antes de perderla en junio de 2002. ¿Cómo se relaciona lo que expresé entonces con lo que ahora sé? ¿La prueba severa cambió mi concepto de la fe en Dios? En mayo de ese año, escribí: «David no tenía miedo de dirigirse abiertamente a Dios y contarle lo que tenía en su corazón […]. Nosotros no debemos tener miedo de decirle al Señor lo que está en el nuestro». Antes de atravesar momentos difíciles, me presentaba ante Dios y Él me escuchaba. Después, descubrí que Él sigue escuchando, y que consuela y sostiene. Por lo tanto, continúo orando con fe. Nuestra fe permanece intacta y se fortalece porque Él es el Dios del antes y del después. Lo que sabemos de Dios nos anima a confiar en Él en todo lo que desconocemos.

martes, 4 de febrero de 2014

UNA ORDEN IMPORTANTE

Marcos 12:28-34 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas… —Marcos 12:30 Cuando un doctor en leyes le pidió a Jesús que señalara cuál era la regla más importante de la vida, Él respondió: «... amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas…» (Marcos 12:30). En estas palabras, resumió lo que Dios más desea que hagamos. Me pregunto cómo puedo aprender a amar a Dios con todo mi corazón, alma y mente. Neal Platinga señala un cambio sutil en el registro de este mandamiento en el Nuevo Testamento. Deuteronomio nos encarga que amemos a Dios con nuestro corazón, alma y fuerzas (6:5), pero Jesús agregó la palabra mente. Platinga explica: «Hay que amar a Dios con todo lo que uno tiene y es. Absolutamente todo». Esto nos ayuda a cambiar la perspectiva. A medida que aprendemos a amar a Dios con todo, empezamos a considerar nuestras dificultades como una «leve tribulación momentánea», tal como el apóstol Pablo describe sus duras y extenuantes experiencias. Él tenía en mente «un cada vez más excelente y eterno peso de gloria» (2 Corintios 4:17). En la escuela superior de la oración, donde uno ama a Dios con toda el alma, no desaparecen las dudas y las luchas, pero su impacto sobre nuestra vida disminuye. «Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero» (1 Juan 4:19), y nuestras vacilaciones imperiosas se aplacan a medida que aprendemos a confiar en su bondad suprema. El don más precioso que podemos darle a Dios es aquel que Él nunca nos fuerza a entregar: nuestro amor.

domingo, 2 de febrero de 2014

EL MILAGRO QUE FALTABA

Una vez más, Jesús se ha retirado, para reunir fuerzas para la confrontación final en Jerusalén. Ha llegado a la casa de Pedro en Capernaum, la cual es casi seguro que era el único hogar que Jesús jamás conoció fuera de Nazaret. Han estado en el camino comprometidos en el ministerio y otra vez han vuelto a casa exhaustos. Curiosamente, Mateo es el único autor de los evangelios que registra la historia de los publicanos que confrontaron a Pedro, preguntando si su Maestro pagaba el impuesto del templo o no. Se suponía que los rabinos estaban exentos de este impuesto. El solo hecho de que han venido para pedir que Jesús pague indica que Su posición en la comunidad casi se había corroído totalmente. Es Jesús quien habla primero cuando Pedro llega a la puerta para preguntar acerca del impuesto. Dada la declaración de Jesús de que «los hijos están exentos,» parecería que no pagarían. Jesús es el Hijo, y no está sujeto a impuesto alguno. Pero luego concluye con algo extraordinario, algo tan distinto a Él. «[No queremos] escandalizarlos.» ¿Desde cuándo Jesús no quiere ofender a estas personas? Desde el comienzo, Él se ha salido de Su manera para confrontarlos. Pero ahora parece que las cosas son diferentes. No queda mucho tiempo para que Pedro y Él estén simplemente juntos como amigos. Así que Jesús representa uno de Sus milagros menos milagrosos, tan poco milagroso que Mateo ni siquiera se molesta en registrar su cumplimiento. Acércate lo más que quieras y simplemente no estará allí. Se nos deja con la libertad de asumir que todo sucedió tal y como Jesús dijo que sucedería. Por alguna razón desconocida, Mateo eligió obviar la verdadera razón de la extraña historia de la moneda en la boca del pez. Yo creo que es ésta: Sabiendo que la menor indiscreción sólo significaría un mayor conflicto para ambos, Jesús eligió ejercer Su formidable e ilimitado poder para hacer que una moneda apareciera de la nada para hacer el pago que se requería. Todo esto, para que Él y Su amigo pudieran compartir una tarde sin interrupciones de comunión, porque, en unos cuantos días, uno de ellos estaría yéndose — para no volver más. —

sábado, 1 de febrero de 2014

DIOS OYE

1 Samuel 1:9-20 Pero Ana hablaba en su corazón, […] y su voz no se oía… —1 Samuel 1:13 Después de haber leído varios libros para niños con mi hija, le dije que iba a leer durante un rato uno para adultos, y que después, volveríamos a ver otras historias juntas. Abrí mi libro y empecé a leer en silencio. Poco después, ella me miró extrañada y observó: «Mami, me parece que no estás leyendo de verdad». Supuso que, como no hablaba, no estaba procesando las palabras. Tal como sucede con la lectura, la oración también puede ser silenciosa. Ana, que anhelaba tener un hijo, visitó el templo y «hablaba en su corazón» mientras oraba. Movía los labios, pero «su voz no se oía» (1 Samuel 1:13). El sacerdote Elí vio lo que pasaba, pero no entendió. Entonces, ella le explicó: «… he derramado mi alma delante del Señor» (v. 15). Dios oyó el pedido de oración silencioso de Ana y le dio un hijo (v. 20). Como Dios escudriña nuestro corazón y nuestra mente (Jeremías 17:10), puede ver y oír cada plegaria… incluso aquellas que nunca expresan nuestros labios. La naturaleza omnisciente del Señor hace posible que oremos teniendo plena confianza de que Él oirá y responderá (Mateo 6:8, 32). Por esta razón, podemos alabar a Dios permanentemente, pedirle que nos ayude y agradecerle por todas sus bendiciones… aun cuando nadie más nos oiga. Dios nos llena el corazón de paz cuando lo abrimos delante de Él.