lunes, 1 de septiembre de 2008

EL BAUTISMO APOSTOLICO

EL BAUTISMO DE LOS TRES MIL

No solamente Cristo señaló esta verdad, sino que la misma fue la práctica de la iglesia primitiva. Consideremos el primer bautismo cristiano en Pentecostés. Pedro predica, y presenta una persona a la multitud: Jesucristo. Concluye proclamando que Dios, habiendo resucitado a Jesús, le ha hecho Señor y Cristo. Cuando escuchan esto, miles de personas compungidas de corazón dicen: “¿Qué haremos?”
¿Qué les hubiéramos respondido nosotros? Probablemente: “Lo único que tienen que hacer es aceptar a Cristo como su Salvador personal, y serán salvos. No hay ningún compromiso”. Pero no Pedro. El les manda: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados. (¿Cómo? Nosotros hubiésemos dicho: Arrepentíos, para perdón de pecados; y bautícese cada uno como testimonio de que ya fueron perdonados”). Y los 3.000 son bautizados aquel mismo día. La verdad señalada por la Biblia es que el bautismo va unido a la conversión, que es la concreción de la conversión; de una conversión, no al estilo de antes aceptando a Cristo como Salvador, sino reconociéndole como Señor de la vida.

No hay comentarios: