lunes, 15 de septiembre de 2014

DIOS DICE: SEAN SANTOS COMO YO SOY SANTO

(Dios dice Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros. Ezequiel 36:26 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Salmo 119:9 El limpio de manos aumentará la fuerza. Job 17:9 Hoy en día la pureza moral no tiene mucha acogida. Quizá la gente tema que ello conduzca a la hipocresía. ¡Es tan fácil hacer teatro! Con respecto a esto, Jesús habló duramente contra el partido religioso de los fariseos, quienes hacían gran énfasis en una pureza exterior, legalista: “Limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia” (Mateo 23:25). La pureza que Dios desea es en primer lugar la del corazón, la de las intenciones, de las motivaciones. A veces nuestras motivaciones no son nada claras y nuestras intenciones son ambivalentes. Entonces, ¿cómo purificarnos interiormente? No podemos hacerlo por nosotros mismos, pero Dios sí. Él limpia nuestro corazón cuando aceptamos al Señor Jesús como nuestro Salvador. Dios purificó nuestros corazones mediante la fe (Hechos 15:9). A partir de entonces toda nuestra vida puede estar acorde con la pureza de Dios. La Biblia habla de un corazón puro, un corazón que no persigue objetivos ambiguos, sino objetivos sanos, orientados por el Señor, objetivos que nos acercan a él. Amigos cristianos, Dios nos ha dado su Espíritu que nos conduce por ese camino de santidad. Cuando leemos la Biblia y oramos, puede haber un versículo que nos reprenda, o que cierto pensamiento se imponga a la mente. Escuchemos esas sugerencias y sigamos “la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).

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