lunes, 21 de julio de 2014

¿CUÁL ES EL REFUGIO DEL ANCIANO?

En ti, oh Señor, me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás. Socórreme y líbrame en tu justicia; inclina tu oído y sálvame. Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, porque Tú eres mi roca y mi fortaleza. Salmo 71:1-3 (Lea el Salmo 71) –Con la edad, mi fuerza se acaba (v. 9), ya no puedo contar con ella. Pero puedo descansar en el Señor, quien es fiel. Puedo decirle: “En ti… me he refugiado” (v. 1), “tú (eres) mi refugio fuerte” (v. 7). –Ya no puedo hacer un trabajo físico, pero tengo otro trabajo muy hermoso que puedo hacer: testificar de la fidelidad del Señor a la nueva generación (v. 18); contar a los demás cómo me ha ayudado, sus bendiciones y sus maravillas. –Es verdad que he pasado por “muchas angustias y males” (v. 20), pero el Señor ha hecho grandes cosas en mi vida, me ha consolado y me seguirá consolando. –¿Hablaré de mi justicia, de lo que hice bien? Es mejor que testifique de la justicia del Señor (v. 15-16, 24), de “la justicia que es de Dios por la fe” (Filipenses 3:9). ¡Cuántas experiencias he tenido respecto a sus cuidados diarios, a fin de formarme para el cielo! –A pesar de la soledad y el cansancio extremo, puedo alabar al Señor (v. 14). ¡Mi alma, la cual redimió por toda la eternidad (v. 23), puede cantarle sin cesar! Pronto lo veré en la “gloria con gran alegría” (Judas 24). –Y si tengo que pasar por la muerte, sé que resucitaré (v. 20).

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