domingo, 6 de julio de 2008

NO HABIA REY EN ISRAEL

Lo que más llama la atención en el pasaje que estamos considerando es la primera parte de la frase: En aquellos días (los que van desde Sansón hasta Samuel) no había rey en Israel.
Hasta aquí, podemos notar dos etapas más o menos definidas en la historia de Israel. Primero, la de los patriarcas, desde Abraham hasta el éxodo. En ese período el padre principal de la familia era quién ejercía el dominio (patriarca y padre proceden de la misma raíz), estableciendo el sistema de sucesión patriarcal en el gobierno. Con Moisés comienza la segunda etapa. Los líderes de la nación ya no se suceden según el sistema patriarcal, sino que Dios los va levantando de diferentes lugares. Este período (de Moisés a Samuel) es el de los jueces o libertadores.
Cuando el período va llegando a su fin, se nos dice, En aquellos días no había rey en Israel. ¿Por qué aparece esta frase cuatro veces en el libro? Parece dar a entender que alguna vez había habido rey, pero que en ese momento, por no haberlo, cada uno vivía como quería. Pero, ¿acaso se ha visto antes algún rey sobre la nación de Israel? ¿Abraham, tal vez? ¿O Jacob? No. Ellos fueron patriarcas. ¿Y Moisés? Un libertador. Hasta ese entonces no había antecedentes de que alguien hubiera sido rey sobre Israel. Sin embargo, este pueblo distinto a todos los demás, había tenido un Rey. Sólo que su Rey no había sido un hombre. ¡Jehová había sido el Rey de Israel!
Abraham no hizo lo que le pareció. Dios le dijo, sal de tu tierra… y él salió; Entrégame tu único hijo… y él se lo ofreció. Pues Abraham tenía un Rey sobre sí.
Moisés no condujo a la nación como tirano o dictador. Cada vez que abrió su boca, fue para decir, Así ha dicho Jehová. Moisés le reconocía como Rey de Israel. El era solamente su ministro. Entraba en su despacho, recibía sus mandatos y salía al pueblo para transmitírselos. Moisés se sometió a la autoridad que este Rey ejercía sobre la nación.

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