sábado, 26 de noviembre de 2016

¡CUIDADO! LA LENGUA ES UN FUEGO ENTRE OTRAS COSAS…

El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño (v. 10). 1 Pedro 3:8-12 ¿Alguna vez mandaste un email y, de pronto, te diste cuenta de que había ido a la persona equivocada o que contenía palabras duras e hirientes? ¡Si tan solo pudieras presionar una tecla y detenerlo! Bueno, ahora puedes hacerlo. Varias compañías ofrecen una opción que te da un tiempo breve después de enviar un correo para detenerlo antes de que salga de tu ordenador. Después de eso, el email es como una palabra dicha que no puede retractarse. En lugar de considerarse una solución, esta opción de «no enviar» debería recordarnos la enorme importancia de cuidarnos en lo que decimos. En su primera carta, el apóstol Pedro les decía a los seguidores de Jesús: «no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo […]. Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala» (1 Pedro 3:9-11). El salmista David escribió: «Pon guarda a mi boca, oh Señor; guarda la puerta de mis labios» (Salmo 141:3). Esta es una buena oración para empezar cada día y en toda situación en que queramos contraatacar con palabras. El poder de la lengua 3 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos un juicio más severo[a]. 2 Porque todos tropezamos[b] de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice[c], es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. 3 Ahora bien, si ponemos el freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dirigimos también todo su cuerpo. 4 Mirad también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos, son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la voluntad[d] del piloto quiere. 5 Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego! 6 Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno[e] e inflama el curso[f] de nuestra vida[g]. 7 Porque todo género[h] de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el género[i] humano, 8 pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal. 9 Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios; 10 de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso una fuente por la misma abertura echa agua dulce y amarga? 12 ¿Acaso, hermanos míos, puede una higuera producir aceitunas, o una vid higos? Tampoco la fuente de agua salada puede producir agua dulce. (Santiago 3:1-12) Señor, ayúdame a cuidar mi corazón para controlar mi lengua, y mis palabras para no herir a los demás. Y en humildad, a saber pedir perdón. La muerte y la vida están en poder de la lengua. Proverbios 18:21

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