miércoles, 12 de marzo de 2014

EL ESCUDO DE LA FE

Entre las piezas estratégicamente recomendadas de la armadura de Dios, el libro de los Efesios nos dice, «en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno» (v.16). ¿Por qué necesitamos aprender a usar nuestro «escudo de la fe» «en todo»? Porque el escudo es la armadura de la armadura. El objetivo del guerrero era extinguir cualquier dardo en curso con su escudo para detener cualquier daño potencial, como perder el sentido, recibir magulladuras, o heridas. Cuando el escudo del guerrero no estaba en alto, las otras piezas de la armadura quedaban vulnerables. Lo mismo es verdad en nuestra guerra espiritual. Nuestras batallas más duras invariablemente concernirán a asuntos de la fe — aquellas épocas cuando estamos tentados a pensar que la Palabra de Dios y Sus caminos no funcionan con nosotros o que Él nos ha fallado. Si Satanás puede hacer que dejemos caer nuestro escudo de la fe, él sabe que no podemos permanecer de pie por mucho tiempo. Las primeras palabras que se registran como que salieron de la boca de la serpiente fueron: «Conque Dios os ha dicho . . . ?» (Génesis 3:1). Él usó la pala del engaño para sembrar duda. Satanás, haciéndose pasar por la serpiente, sabía que no podía impedir que Eva creyera en Dios, así que la tentó a que no le creyera a Dios o que no confiara en Sus motivos. El caminar de ella comenzó a flaquear, su duda fue contagiosa, y la pareja perdió la tierra que Dios había colocado bajo sus pies. Cuando Eva dejó caer su escudo de la fe, todas las demás piezas de la armadura espiritual quedaron vulnerables. Satanás sabía que ella no permanecería de pie por mucho tiempo. Cuando ella cayó, cayó duro. Sé cómo se siente. «En todo», tú y yo tenemos que aprender a tomar nuestro escudo de la fe. También necesitamos desesperadamente conocer la Palabra de Dios y empuñar la «espada del Espíritu» para que cuando el enemigo sugiera astutamente, «Conque Dios os ha dicho . . . ?» podamos conocer la respuesta de manera enfática. Cuando respondemos a los ataques de la duda, de la distorsión, y del engaño con el escudo de la fe, el dardo encendido se extingue y el enemigo recibe otro golpe. Le debo unos cuantos. ¿Y tú? —BM

No hay comentarios: