sábado, 10 de junio de 2017

NO DEIS LUGAR AL DIABLO QUE EL SABE APROVECHAR MUY BIEN SUS OPORTUNIDADES

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. (Efesios 4:17-19) Hay una estrategia sutil que Satanás utiliza para controlar nuestra vida. La Biblia la llama lascivia, y significa apetito sin límites de algo. Se ha dicho que la lascivia es inmoralidad extrema; sin embargo, no empieza de esa manera. Al principio, la lascivia comienza con algunos pensamientos que parecen inocentes, pero luego se multiplican más y más hasta convertirse en pecados graves. Por ejemplo, una tarde, cuando tenía nueve años, me dejé llevar por el deseo de maldecir. Sabía que no debía hacerlo, sin embargo, lo hice. Tenía un pariente que era tan bueno para maldecir al estilo del este de Texas que yo creía que él había inventado el maldecir. Yo tenía curiosidad y quería experimentar qué se sentía. Cuando por fin me despojé de toda restricción y empecé a proferir maldiciones, cierto mal empezó a entrar en mi mente, y eso me afectó mucho por 20 años. Cierta ley fue activada y, como resultado, mi carne empezó a apoderarse de mí. No deje que Satanás se valga de la lascivia para perjudicarle. Decida tanto en su mente como en su corazón obedecer a Dios en las cosas pequeñas. Usted podrá evitar grandes fracasos, y disfrutar grandes victorias si anda en el Espíritu de Dios un paso a la vez.

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