jueves, 8 de septiembre de 2016

¡SOMOS MAYORDOMOS DE DIOS!

… todo es tuyo Señor. Lectura: 1 Crónicas 29:14-19 Palabra clave: AHORRAR Eclesiastés 3:6 6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 1 Reyes 17:8-14 Elías y la viuda de Sarepta 8 Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. Alguien cuando tenía 18 años, conseguía su primer trabajo a tiempo completo y aprendió una lección importante sobre la disciplina de ahorrar dinero. Trabajó y ahorró hasta tener lo suficiente para pagar un año de estudios. Entonces, su mamá tuvo una cirugía de emergencia, y se dio cuenta de que él tenía en el banco el dinero para pagar su operación. De repente, el amor por su madre tuvo prioridad sobre sus planes para el futuro. Las palabras de Elisabeth Elliot en su libro Pasión y pureza cobraron para él un nuevo significado: «Si nos aferramos a algo que hayamos recibido, sin la disposición de renunciar a eso cuando llegue el momento o de que el Dador lo utilice como Él quiera, impedimos que el alma crezca. Es fácil cometer un error aquí, pensando: “Si Dios me lo dio, es mío y puedo hacer lo que quiera con eso”. No. La verdad es que nuestra parte es dar gracias a Dios y, también, ofrecérselo de vuelta». ¡Entendí que el trabajo que había recibido y la disciplina del ahorro eran regalos de Dios! Podía dar generosamente a mi familia porque estaba segura de que el Señor podía ayudarme de otra manera… y Él lo hizo. ¿Cómo quiere Dios que apliquemos hoy la oración de David de 1 Crónicas 29:14: «Todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos»? Mateo 14:15-21 15 Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. 16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. 17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. 18 El les dijo: Traédmelos acá. 19 Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. 20 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. 21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Señor, dame un corazón generoso. Todo le pertenece a Dios.

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