domingo, 8 de febrero de 2009

BAUTIZADOS EN EL ESPIRITU SANTO

“Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, pero no todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.” (1ª Corintios 12:12-14)
Hay algunos pasajes de la Biblia que, cuando se leen teniendo en cuenta la historia pasada y la actual, aparecen como curiosos y raros. Por ejemplo, ¿os acordáis del pasaje de Mateo 6, en el Sermón del Monte, cuando Jesús estaba enseñando a orar a sus discípulos? En primer lugar, Jesús enseñó sobre la oración secreta al Padre, porque todo el propósito de la oración es comunicarse con Dios y no el aparecer como personas religiosas ante los demás.
Allí, en Mateo 6:7 y 8, Jesús hizo hincapié en que el efecto de las oraciones estriba tan sólo en la fe y no en las muchas repeticiones, pues es la fe el medio de llamar la atención de Dios. Las palabras de Jesús fueron:
“Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.”
En el versículo 9 que sigue a estos dos citados, el Señor Jesús hizo una oración para ilustrar el modo como su pueblo tenía que orar. Era una oración para mostrar que no hacía falta repetirse, sino tener sencilla conversación con Dios. Y, sin embargo, ¿qué clases de oraciones hacemos en nuestros cultos? Lo que interesa, pues, es seguir el ejemplo dado por Jesús sobre la oración, por medio del Padrenuestro, que empieza en Mateo 6:9.