jueves, 26 de febrero de 2015

VER LAS COSAS COMO DIOS LAS VE

Hechos 17:16-23 Números 15–16 Marcos 6:1-29 Mi esposa es madrugadora; le encanta la tranquilidad que hay antes de empezar las actividades en la casa, y usa ese momento para leer la Biblia y orar. Hace poco, se instaló en su silla favorita, pero se encontró con un sillón bastante desordenado que «alguien» había dejado así la noche anterior, tras mirar un partido de fútbol por televisión. Al principio, el desorden la distrajo, y su frustración conmigo le interrumpió la calidez del momento. Entonces, se le ocurrió algo: se cambió al sofá. Desde allí, podía mirar por la ventana mientras el sol se levantaba sobre el Océano Atlántico. La belleza de la escena que Dios estaba pintando esa mañana le cambió la perspectiva. Mientras me contaba la historia, ambos reconocimos la lección de aquella mañana. Aunque no siempre podemos controlar las cosas de la vida que afectan nuestro día, sí tenemos la posibilidad de elegir: o seguir dando vueltas en el «desorden» o cambiar de perspectiva. Cuando Pablo estaba en Atenas, «su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría» (Hechos 17:16). Sin embargo, cuando cambió su perspectiva, usó el interés de los atenienses en la religión como una oportunidad para proclamar al Dios verdadero: Jesucristo (vv. 22-23). Cuando mi esposa salió para ir a trabajar, fue el momento para que otra persona cambiara de perspectiva: le pedí al Señor que me ayudara a ver mi desorden a través de los ojos de ella y de los de Él. La sabiduría es ver las cosas desde la perspectiva de Dios.

lunes, 2 de febrero de 2015

DAD GRACIAS AL SEÑOR

1 Crónicas 16:8 1 Crónicas 16:7-14 Éxodo 29–30 Mateo 21:23-46 Según una investigación del departamento médico de una prominente universidad: «Si la gratitud fuera un medicamento, sería el producto mejor vendido en el mundo, por sus [beneficios saludables] para todos los sistemas importantes del organismo». Para algunos, ser agradecido significa simplemente vivir con un sentimiento de gratitud, dedicando tiempo para reconocer lo que tenemos y enfocarnos en eso, en vez de pensar en lo que nos gustaría tener. La Biblia profundiza aun más el concepto de la gratitud y señala que dar gracias nos lleva a reconocer a Aquel que nos concede las bendiciones que disfrutamos (Santiago 1:17). David sabía que Dios era responsable de que el arca del pacto llegara a salvo a Jerusalén (1 Crónicas 15:26). Esto lo llevó a escribir un cántico de gratitud centrado en el Señor, en lugar de expresar simplemente su deleite ante un acontecimiento importante. La balada comienza diciendo: «Dad gracias al Señor, invocad su nombre; dad a conocer sus obras entre los pueblos» (16:8). Luego, se regocija en la grandeza de Dios, y enfatiza la salvación que Él ofrece, su poder creador y su misericordia (vv. 25-36). Hoy podemos demostrar verdaderamente nuestra gratitud adorando al Dador en lugar de enfocarnos en los regalos que disfrutamos. Centrarnos en las cosas buenas de nuestra vida puede beneficiar nuestro cuerpo, pero expresarle a Dios nuestra gratitud nos mejora el alma. La verdadera acción de gracias se concentra en el Dador, no en las dádivas.