jueves, 30 de enero de 2014

SIN IMPORTANCIA

Lucas 3:2-6, 15-18 … vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. —Lucas 3:2 Se denomina «líderes innovadores» a las personas que ascienden en la escalera de la influencia y el éxito. Lucas 3 menciona siete líderes destacados que controlaban la sociedad de su época. El emperador romano Tiberio César ejercía el poder sobre la vida y la muerte de las personas de su vasto imperio. Poncio Pilato representaba a Roma como gobernador en Judea; mientras que Herodes, Felipe y Lisanias comandaban la región. Anás y Caifás eran sumos sacerdotes, y tomaban seriamente su autoridad religiosa. Mientras estos agentes del poder actuaban autoritariamente, «vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto» (v. 2). ¿Quién podía parecer menos importante que este extraño hombre que vivía en el desierto y escuchaba la voz de Dios? ¿Qué podría lograr Juan el Bautista «predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados» (v. 3)? Sin embargo, multitudes acudían a él buscando la verdad, dejando sus maldades y preguntándose si era el Mesías (vv. 7, 15). Juan les dijo: «… viene uno más poderoso que yo […]; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego» (v. 16). La vida de Juan nos ayuda a entender qué significa ser importante a los ojos de Dios. Como en su caso, que todo lo que digamos y hagamos guíe a otros a Cristo. Dios obra de manera significativa en nuestra vida cuando nos rendimos a Él.

martes, 28 de enero de 2014

SENDERO DE SABIDURÍA

Salmo 38:1-15 Porque en ti, oh Señor, he esperado; tú responderás, Señor Dios mío… —Salmo 38:15 A Albert Einstein se lo oyó decir: «Solo dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana, y no tengo ninguna duda sobre esta última». Lamentablemente, parece que con suma frecuencia no hay límite para nuestra necedad… o para el daño que hacemos con nuestra insensatez y las decisiones que genera. Una etapa de remordimiento de esta clase llevó a David a expresar en el Salmo 38 su lucha y su queja a Dios. Mientras describía sus fracasos, así como las consecuencias dolorosas que padecía a causa de ellos, el pastor y rey hizo una profunda reflexión: «Mis llagas hieden y supuran. A causa de mi necedad,…» (v. 5 lbla).Aunque el salmista no da detalles sobre sus decisiones ni sus heridas en creciente deterioro, una cosa está clara: David reconocía que su necedad era la raíz del problema. La respuesta a tal insensatez destructiva es abrazar la sabiduría de Dios. Proverbios 9:10 nos recuerda: «El principio de la sabiduría es el temor del Señor, y el conocimiento del Santo es inteligencia». Solo si permitimos que Dios nos transforme, podremos evitar las decisiones insensatas que causan tantos problemas. Su guía amorosa nos llevará a seguir el sendero de la sabiduría que agrada a Dios. Dios da sabiduría a quienes se la piden humildemente.

lunes, 27 de enero de 2014

BODA REAL

Apocalipsis 19:6-9 … han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. —Apocalipsis 19:7 El libro To Marry an English Lord [Casarse con un Lord inglés] registra el fenómeno del siglo xix sobre las ricas herederas norteamericanas que buscaban casarse con aristócratas británicos. Aunque ya tenían riquezas, querían el estatus social de la realeza. El libro empieza con una visita social del príncipe Alberto, hijo de la reina Victoria, a los Estados Unidos. Una multitud de mujeres pudientes llenaron la fiesta organizada para el príncipe, con la esperanza de convertirse en la novia real. Los creyentes en Cristo no deben simplemente abrigar una esperanza, ya que tienen asegurada una boda real en el cielo. Juan habla al respecto en Apocalipsis: «Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos» (19:7-8). Jesús es el Cordero, el Esposo del que hablan las Escrituras, y los creyentes son la esposa. Como esposa de Cristo, debemos prepararnos para ese día, esforzándonos para vivir cerca de Él ahora y en anticipación a nuestro futuro juntos en el cielo. ¡Habrá gozo y alegría, y daremos gloria (v. 7) al Rey de reyes y Señor de señores! No hay mayor privilegio que conocer al Rey de reyes.

domingo, 26 de enero de 2014

UNO VALE MUCHO

Lucas 15:1-10 ¿Qué hombre […] teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve […] y va tras la que se perdió…? —Lucas 15:4 Horas antes de la fiesta de graduación de la escuela secundaria de Kim Haskins, su padre murió en un accidente automovilístico, y las dejó a ella y a su madre hospitalizadas. Al día siguiente, Joe Garrett, director de la escuela, la visitó y le dijo que quería hacer algo especial por ella. Un artículo en el periódico The Gazette, de Colorado Springs, Estados Unidos, describió las abundantes demostraciones de amor y respaldo de los maestros, los administradores y los compañeros, quienes, profundamente conmovidos por la pérdida sufrida por Kim, llenaron el auditorio de la escuela días después, en una ceremonia de graduación exclusiva para ella. El director declaró: «En educación, hablamos mucho sobre no dejar de lado a ningún niño. En el ejército, hablan de no abandonar a ningún soldado. El tema de hoy es no dejar atrás a ningún graduado». Jesús señaló la importancia que cada persona tiene para Dios mediante tres historias sobre algo que se había perdido: una oveja, una moneda y un hijo (Lucas 15). En cada caso, alguien había perdido algo sumamente valioso. Al encontrarlo, los amigos y los vecinos son convocados para celebrar y regocijarse juntos. El concepto es claro: Todos somos sumamente valiosos para Dios, quien nos ofrece perdón y nueva vida por medio de Cristo. Y nos busca fielmente con su amor y gracia. Hay gran gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente (v. 7). Nuestro valor se mide en función de lo que Dios ha hecho por nosotros.

viernes, 24 de enero de 2014

MARCA DE FRANCOBORDO

1 Pedro 5:5-9 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios […]; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. —1 Pedro 5:6-7 En el siglo xix, los barcos solían cargarse en exceso y, como resultado, se hundían y se perdía la tripulación. En 1875, para remediar esta negligencia, el político inglés Samuel Plimsoll propuso una ley para crear una línea en el costado de los barcos que mostrara si llevaban demasiada carga. Esa «marca de francobordo» se conoció como la Línea de Plimsoll, y sigue apareciendo hoy en los cascos de los barcos. A veces, como esos barcos, nuestra vida puede parecer sobrecargada de temores, luchas y angustias. Incluso podemos sentir que corremos peligro de hundirnos. Sin embargo, en esos momentos, es alentador recordar que tenemos un recurso extraordinario: un Padre celestial que está dispuesto a ayudarnos a acarrear ese peso. El apóstol Pedro señaló: «Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5:6-7). El Señor tiene poder para manejar las preocupaciones que nos abruman. Aunque las pruebas de la vida puedan parecer una carga demasiado pesada, podemos estar bien seguros de que nuestro Padre celestial nos ama profundamente y sabe hasta dónde podemos soportar. Sea lo que sea que enfrentemos, Él nos ayudará a sobrellevarlo. Padre, a veces me siento cansado, débil y agotado. Gracias por conocer mis límites mejor que yo, y que en tu fuerza, puedo continuar. Dios puede guiarnos a aguas turbulentas para profundizar nuestra confianza en Él.

martes, 21 de enero de 2014

EN ARMONÍA

1 Pedro 4:7-11 Cada uno según el don que ha recibido, ministren a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. —1 Pedro 4:10 Me encanta tocar el banjo de cinco cuerdas. Pero tiene un inconveniente: la quinta cuerda solo armoniza con una cantidad limitada de acordes simples. Cuando otros músicos quieren interpretar música más complicada, el que toca el banjo debe adaptarse. La única manera en que puede ejecutar tonos maravillosamente melódicos en una sesión de música improvisada es haciendo los ajustes correspondientes. Tal como los músicos ajustan sus instrumentos, los creyentes en Cristo también necesitamos adecuar nuestros dones espirituales si deseamos armonizar con otros para servir a Dios. Por ejemplo: los que tienen el don de enseñanza deben coordinar con quienes tienen capacidad para organizar reuniones y con aquellos que se ocupan de que el lugar esté limpio y preparado. Todos tenemos dones espirituales y debemos trabajar juntos para que la obra de Dios se lleve a cabo. El apóstol Pedro declaró: «Cada uno según el don que ha recibido, ministren a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios» (1 Pedro 4:10). Administrar requiere cooperación. Piensa en tus dones espirituales (Romanos 12; 1 Corintios 12; Efesios 4; 1 Pedro 4). Ahora piensa cómo puedes ajustar su uso con los de los demás creyentes. Cuando nuestros talentos se emplean complementándose unos con otros, el resultado es armonía y gloria a Dios. Estar a tono con Cristo mantiene a la iglesia en armonía.

lunes, 20 de enero de 2014

TODO ACICALADO

Judas 1:20-25 … [Jesús] es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha… —Judas 24 Hacer que nuestros hijos estuvieran presentables para ir a la iglesia fue siempre un desafío. Diez minutos después de llegar todo acicalado, nuestro pequeño Mateo lucía como si no tuviera padres. Lo veía correr por el pasillo con la camisa suelta de un costado, las gafas torcidas, los zapatos raspados, y con trozos de galletas por toda la ropa. Si no lo cuidabas, era un desastre. Me pregunto si a veces no tenemos el mismo aspecto. Después de haber sido revestidos de la justicia de Cristo, tendemos a desviarnos y vivir de un modo que no demuestra que le pertenecemos a Dios. Por eso, me da esperanza la promesa de Judas de que Jesús es «poderoso para [guardarnos] sin caída, y [presentarnos] sin mancha» (Judas 24). ¿Cómo podemos evitar que parezca que no tenemos un Padre celestial? A medida que nos sometamos más al Espíritu Santo y a sus caminos, Dios nos guardará de tropezar. Piensa cómo creceríamos en rectitud si pasáramos tiempo leyendo las Escrituras para ser limpiados «en el lavamiento del agua por la palabra» (Efesios 5:26). ¡Qué bendición es que Jesús haya prometido tomar nuestra vida inestable y desaliñada, y que nos presente sin mancha delante del Padre! Procuremos lucir cada vez más como hijos del Rey, al reflejar su cuidado y atención amorosos. —Señor, gracias por la bendición de ser vestido de tu maravillosa justicia, y por tu promesa de presentarme sin mancha delante del Padre. Para reflejar la presencia del Padre, debemos descansar en el Hijo.

jueves, 16 de enero de 2014

LA CARPA PEQUEÑA

Colosenses 1:1-12; 4:12 Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud. —Colosenses 1:19 Durante la histórica campaña de Billy Graham en Los Ángeles, en 1949, la gran carpa con capacidad para más de 6.000 personas estuvo repleta todas las noches durante ocho semanas. Cerca de allí, había otra tienda más pequeña, para consejería y oración. Cliff Barrows, director de música e íntimo amigo y colaborador de Graham durante muchos años, suele decir que la verdadera obra de evangelización tenía lugar en «la carpa pequeña», donde la gente se reunía y oraba de rodillas antes y después de cada reunión. Una mujer residente de esa ciudad, Pearl Goode, fue el corazón de aquellas reuniones de oración y de muchas que le siguieron. El apóstol Pablo, en su carta a los seguidores de Cristo en Colosas, les aseguró que él y sus compañeros oraban siempre por ellos (Colosenses 1:3, 9). Al concluir, mencionó a Epafras, uno de los fundadores de esa iglesia, el cual «siempre [rogaba] encarecidamente por [ellos] en sus oraciones, para que [estuvieran] firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere» (4:12). A algunos se les concede la tarea de predicar el evangelio desde una posición donde todos los ven: en «la carpa grande». Pero Dios nos ha concedido a todos, tal como lo hizo con Epafras y Pearl Goode, el gran privilegio de arrodillarnos en «la carpa pequeña» y, en oración, poner a otros delante del trono de Dios. «La oración no es la preparación para el trabajo; es el trabajo en sí». —Oswald Chambers

martes, 14 de enero de 2014

MAS QUE SUPERVIVENCIA

1 Tesalonicenses 2:17–3:7 … Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor… —1 Tesalonicenses 3:6 En abril de 1937, las fuerzas invasoras de Mussolini obligaron a huir de Etiopía a todos los misioneros que trabajaban en la región de Wallamo. Allí quedaron 48 personas convertidas al cristianismo, que apenas tenían el Evangelio de Marcos para alimentarse espiritualmente. Incluso eran pocos los que sabían leer. Pero cuatro años después, cuando los misioneros volvieron, la iglesia no solo había sobrevivido, ¡sino que tenía 10.000 miembros! Cuando el apóstol Pablo fue forzado a irse de Tesalónica (ver Hechos 17:1-10), anhelaba saber si había sobrevivido el pequeño grupo que había quedado allí (1 Tesalonicenses 2:17). Pero más tarde, cuando Timoteo visitó la iglesia de los tesalonicenses, le informó a Pablo, en Atenas, sobre la «fe y amor» de ellos (1 Tesalonicenses 3:6). Se habían convertido en «ejemplos» para los creyentes de las regiones vecinas de Macedonia y Acaya (1 Tesalonicenses 1:8). Pablo nunca atribuyó el mérito del crecimiento de su ministerio ni a sí mismo ni a otros, sino que se lo concedió a Dios: «Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios» (1 Corintios 3:6). Las circunstancias difíciles pueden frustrar aun nuestras mejores intenciones y distanciar amigos durante un tiempo, pero Dios hace crecer a su iglesia incluso en tales situaciones. Lo único que debemos hacer nosotros es permanecer fieles y dejar los resultados en manos de Él. … edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. —Jesús (Mateo 16:18).

domingo, 12 de enero de 2014

EMPIEZA EL VIAJE

2 Pedro 1:5-11 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron… —2 Corintios 5:17 Hace 81 años, un muchachito de 9 oraba pidiéndole a Jesús que fuera su Salvador. La madre escribió estas palabras en un diario: «Hoy empieza algo nuevo para Clair». Clair, mi padre, lleva ocho décadas caminando con Cristo, y señala aquel día en que tomó la decisión de seguir al Señor como el comienzo de su travesía. Crecer espiritualmente es un proceso de toda la vida, no un acontecimiento que ocurre una sola vez. Así que, ¿cómo alimenta su fe y sigue creciendo un creyente nuevo? A continuación, detallo algunas cosas que observé a través de los años en la vida de mi padre: Lee las Escrituras habitualmente para conocer más a Dios, y ha hecho de la oración un componente diario de su vida (1 Crónicas 16:11; 1 Tesalonicenses 5:17). La lectura bíblica y la oración nos ayudan a acercarnos al Señor y enfrentar la tentación (Salmo 119:11; Mateo 26:41; Efesios 6:11; 2 Timoteo 3:16-17; 1 Pedro 2:2). A medida que entregaba su vida a la fe y la obediencia, el Espíritu Santo comenzó a desarrollar en él el «fruto del Espíritu» (Gálatas 5:22-23). Nosotros demostramos el amor de Dios a través de nuestro testimonio y servicio. La travesía espiritual de mi papá continúa, y lo mismo sucede con la nuestra. ¡Qué privilegio tener una relación en la cual podamos crecer «en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3:28)! La salvación es el milagro de un momento; el crecimiento es la labor de toda la vida.

viernes, 10 de enero de 2014

VIVIR SIN PAN

Juan 6:25-35 Yo soy el pan de vida. —Juan 6:48 En las culturas donde abundan diversos alimentos, el pan ya no es una parte necesaria de la dieta, así que muchos deciden vivir sin él por varias razones. Sin embargo, en el siglo 1º, se lo consideraba un alimento básico. Una dieta sin pan era inconcebible. Un día, una multitud buscó a Jesús porque había realizado el milagro de multiplicar unos panes (Juan 6:11, 26). Le pidieron que hiciera una señal como la del maná del cielo que Dios había provisto para su pueblo en el desierto (6:30-31; Éxodo 16:4). Cuando Jesús dijo que Él era «el verdadero pan del cielo» (Juan 6:32), la gente no entendió. Querían un pan literal. Sin embargo, Jesús estaba diciendo que había sido enviado para ser su pan espiritual: supliría sus necesidades espirituales diarias. Si por fe acudían a Él y aplicaban sus palabras y su vida a sus almas, experimentarían satisfacción eterna (v. 35). Jesucristo no quiere ser un producto opcional en nuestra dieta; desea ser el elemento básico en nuestra vida, nuestro alimento «imprescindible». Tal como los judíos del siglo 1º no podían imaginar la vida sin el pan físico, no intentemos jamás vivir sin Cristo, ¡nuestro Pan espiritual! Solo el Pan espiritual satisface al alma hambrienta.

jueves, 9 de enero de 2014

GRATITUD DE NIVEL DE POSTGRADO

Tal vez tu mama fue como la mía. Ni bien alguien me había dado una galleta sentía que ella me daba un codazo al costado y me susurraba, «Dí gracias.» Éste es un buen hábito al cual acostumbrarse. Mi esposa y yo ahora les damos un codazo a nuestros hijos con la instrucción de «Dí gracias.» Así como es correcto decir «gracias,» lo que Dios desea es una actitud agradecida que se adentre mucho más allá de la gratitud superficial y verbal. La auténtica gratitud sobrepasa la obligación y muestra que verdaderamente apreciamos lo que hemos recibido de Él. Para entender este paso de madurez, volvamos al colegio. Considera el siguiente plan de estudios y pregúntate en qué grado estás: El agradecimiento de nivel pre-escolar nos manda a ofrecer «continuamente mediante El, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre» (Hebreos 13:15). En efecto, le decimos a Dios, «Me ayudaste, y te lo agradezco. He cumplido con mi obligación.» Es bueno que hagamos lo que se exige a este nivel, pero no debemos esperar que fluya un montón de gozo de nuestro agradecimiento superficial y mecánico. El agradecimiento de nivel secundario es mejor. «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:18). En toda situación, tú y yo siempre podemos tomar la decisión de ser agradecidos por algo. Si, siempre. Esta gratitud sí produce gozo — en tanto que no estés pasando por algo demasiado difícil. El agradecimiento de nivel de postgrado lleva al verdadero gozo. «Dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre» (Efesios 5:20). Esto va más allá del curso de secundaria que busca encontrar un buen aspecto en una circunstancia desafiante. Éste es el agradecimiento que confía en Dios y que incluso está agradecido por las cosas que no elegiríamos vivir. Es la gratitud que promete victoria en toda circunstancia. Cualquiera que sea nuestra situación, tú y yo, por fe, tenemos que llegar al lugar donde permitimos que el Señor saque un auténtico agradecimiento de nuestros corazones. Esto significa verdadera gratitud por todo lo que Él permite en nuestras vidas. Ese tipo de agradecimiento produce un gozo a tal profundidad que no se puede experimentar de ningún otro modo. —JM

miércoles, 8 de enero de 2014

SOY INVISIBLE

Isaías 40:25-31 [El Señor] da esfuerzo al cansado… —Isaías 40:29 Mi amiga Jane dijo algo en una reunión de trabajo, y nadie contestó. Entonces, lo repitió, y tampoco obtuvo respuesta; sus compañeros simplemente la ignoraron. Se dio cuenta de que su opinión no importaba mucho. Se sintió desvalorizada e invisible. Tal vez tú también conozcas ese sentimiento. El pueblo de Dios se sintió así como nación (Isaías 40). ¡Solo que los israelitas creían que era Dios quien no los veía ni entendía cuánto luchaban diariamente para sobrevivir! El reino del sur había sido llevado cautivo a Babilonia, y la nación exiliada se quejó: «… Mi camino está escondido del Señor, y de mi Dios pasó mi juicio» (v. 27). Si bien Isaías estaba de acuerdo en que, comparadas con Dios, «… las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas…» (v. 15), también quería que el pueblo supiera que Él da poder a los débiles y fortaleza a quienes la necesitan (v. 29). Y agregó que si esperaban en el Señor, Él les renovaría las fuerzas. Levantarían vuelo con alas como las de las águilas; correrían y no se cansarían (v. 31). Cuando te sientas invisible o desvalorizado, recuerda que Dios te ve y se interesa por ti. Espera en Él, y te dará nuevas fuerzas. Aunque no percibamos la presencia de Dios, su cuidado amoroso siempre nos rodea.

martes, 7 de enero de 2014

SEMILLAS Y TERRENOS

Mateo 13:1-9 Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo… —2 Pedro 3:18 Si te gusta cultivar calabazas, probablemente hayas oído acerca de la variedad de semillas de máxima calidad de Dill’s Atlantic Giant. Cultivadas en una granja familiar en la región atlántica de Canadá, las calabazas que producen estas semillas han establecido récords en todo el mundo. En 2011, una de ellas marcó un nuevo récord mundial al pesar 825 kilogramos (1.818,5 onzas). ¡Casi 1.000 tartas podrían hacerse con semejante tamaño de calabaza! Cuando los reporteros preguntaron cómo pudo alcanzar tal tamaño, el granjero dijo que se debía al terreno. Las semillas eran de una variedad especialmente grande, pero aun así, el suelo debía ser el correcto; de lo contrario, la calabaza no crecería bien. El Señor Jesús utilizó una ilustración en la que comparó los diferentes tipos de terreno con la respuesta de una persona ante la Palabra de Dios (Mateo 13). Algunas semillas fueron comidas por las aves, otras comenzaron a crecer, pero las hierbas malas las ahogaron. Incluso hubo otras que brotaron de inmediato, pero carecían de tierra para seguir creciendo. No obstante, la semilla que cayó en tierra buena «dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno» (v. 8). Cada uno debe preguntarse: «¿Qué clase de terreno soy?». El Señor desea plantar su Palabra en nuestro corazón para que crezcamos en el conocimiento de su Persona. El fruto del Espíritu crece en el terreno de la obediencia.

lunes, 6 de enero de 2014

AMOR SIN BARRERAS

Mateo 23:37-39 ¡Jerusalén […]! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! —Mateo 23:37 Hace poco, oí el piar angustiado de un pájaro, que provenía desde el costado de la casa de mi vecino. Descubrí que había un nido lleno de pichones dentro de un conducto de ventilación cubierto por una rejilla, la cual ponía una barrera entre la madre y los polluelos hambrientos que ella trataba de alimentar. Les avisé a mis vecinos, entonces, quitaron la rejilla y trasladaron el nido y los pichones a un lugar seguro para cuidarlos. Pocas cosas son tan desgarradoras como una barrera al amor. Cristo, el largamente esperado Mesías de Israel, experimentó un obstáculo a su amor cuando su pueblo escogido lo rechazó. Utilizó la imagen de una gallina y de sus polluelos para describir la falta de disposición de los israelitas para recibir ese amor: «¡Jerusalén, Jerusalén […]! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!» (Mateo 23:37). Nuestro pecado es una barrera que nos separa de Dios (Isaías 59:2). Pero «de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). Jesús se encargó de derribar la barrera para recibir el amor de Dios expresado mediante su muerte como sacrificio en la cruz y su resurrección (Romanos 5:8-17; 8:11). Ahora anhela que experimentemos ese amor y aceptemos este regalo. Mediante su cruz, Jesús rescata y redime.

domingo, 5 de enero de 2014

¿HASTA CUANDO?

Salmo 13 ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás para siempre?… —Salmo 13:1 Durante nueve largos años, Saúl persiguió a David «como quien persigue una perdiz por los montes» (1 Samuel 26:20). David oró: «¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? […] ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?» (Salmo 13:1-2). La aflicción prolongada también suele afectarnos. Queremos una solución inmediata, un rápido arreglo. Pero algunas cosas no pueden arreglarse; solo soportarse. No obstante, podemos quejarnos ante Dios de nuestros problemas. Tenemos un Padre celestial que desea que nos comprometamos con Él para enfrentar nuestras luchas, ya que conoce a sus hijos como ningún otro. Cuando le presentamos nuestras quejas, recuperamos la cordura. En el caso de David, sus pensamientos se remontaron a la certeza de la vida: el amor de Dios. David trajo a su mente: «Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré al Señor, porque me ha hecho bien» (vv. 5-6). Los sufrimientos tal vez continuaron, pero él podía cantar en medio de sus pruebas porque era un hijo amado de Dios. No hace falta saber otra cosa. A. W. Thorold escribe: «El pináculo de la vida espiritual no es gozar alegremente de los rayos del sol bajo un cielo despejado, sino confiar de manera absoluta e indiscutible en el amor de Dios». Aun en nuestros problemas, podemos confiar en el amor de Dios. El amor de Dios permanece firme cuando todo lo demás se derrumba.

sábado, 4 de enero de 2014

¡UN DÍA!

Mateo 27:27-31; 28:1-6 No está aquí, pues ha resucitado… —Mateo 28:6 Era el día después. Mi equipo favorito había perdido la final, y el sueño de ganar el campeonato había terminado. Afuera hacía frío y el cielo estaba algo encapotado cuando subí al auto para ir a trabajar. Nada de esto habría importado mucho, pero daba la impresión de que iba a ser un lunes gris. En ese momento, sonó una canción en la radio que cambió mi perspectiva. Era Casting Crowns interpretando el himno «Un día glorioso»: Un día lleváronle [a Cristo] al monte Calvario; un día claváronle allí en la cruz. Hasta esa parte, nada alentador. Pena y dolores sufrió, y la muerte… más malas noticias. Pero después, la letra describe la buena nueva de la resurrección de Cristo y su victoria sobre la muerte. De aquel día aciago (de la oscuridad del mediodía en esa ladera de Jerusalén) surgió la única esperanza verdadera para la humanidad. Como sigue diciendo la canción: Muerto salvome; y en el sepulcro, mi mal enterró. Resucitado es mi eterna justicia; un día Él viene, pues lo prometió. ¡Qué día glorioso! Quizá hoy las cosas no empezaron bien para ti. Tal vez enfrentes una cantidad de problemas que amenazan con convertir este día en una jornada sin esperanza. Dirige tu atención hacia Cristo. Medita en lo que hizo por ti en el Calvario y cómo venció la muerte mediante su resurrección: «No está aquí, pues ha resucitado…» (Mateo 28:6). ¡Esta verdad puede tornar cualquier día en glorioso! La tumba vacía de Cristo nos llena de esperanza.

¡UN DÍA!

Mateo 27:27-31; 28:1-6 No está aquí, pues ha resucitado… —Mateo 28:6 Era el día después. Mi equipo favorito había perdido la final, y el sueño de ganar el campeonato había terminado. Afuera hacía frío y el cielo estaba algo encapotado cuando subí al auto para ir a trabajar. Nada de esto habría importado mucho, pero daba la impresión de que iba a ser un lunes gris. En ese momento, sonó una canción en la radio que cambió mi perspectiva. Era Casting Crowns interpretando el himno «Un día glorioso»: Un día lleváronle [a Cristo] al monte Calvario; un día claváronle allí en la cruz. Hasta esa parte, nada alentador. Pena y dolores sufrió, y la muerte… más malas noticias. Pero después, la letra describe la buena nueva de la resurrección de Cristo y su victoria sobre la muerte. De aquel día aciago (de la oscuridad del mediodía en esa ladera de Jerusalén) surgió la única esperanza verdadera para la humanidad. Como sigue diciendo la canción: Muerto salvome; y en el sepulcro, mi mal enterró. Resucitado es mi eterna justicia; un día Él viene, pues lo prometió. ¡Qué día glorioso! Quizá hoy las cosas no empezaron bien para ti. Tal vez enfrentes una cantidad de problemas que amenazan con convertir este día en una jornada sin esperanza. Dirige tu atención hacia Cristo. Medita en lo que hizo por ti en el Calvario y cómo venció la muerte mediante su resurrección: «No está aquí, pues ha resucitado…» (Mateo 28:6). ¡Esta verdad puede tornar cualquier día en glorioso! La tumba vacía de Cristo nos llena de esperanza.

viernes, 3 de enero de 2014

AMAR Y SABER

Romanos 5:6-11 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. —Romanos 5:8 En una novela de Jonathan Safran Foer, uno de los personajes hablaba del edificio Empire State en Nueva York, y dijo: «Conozco este edificio porque lo amo». Esa declaración me hizo pensar en la relación entre el amor y el conocimiento. Cuando amamos algo, queremos saber todo sobre ese objeto. Si amamos un lugar, deseamos explorar cada centímetro. Cuando amamos a una persona, queremos saber todos los detalles de su vida: qué le gusta, en qué ocupa su tiempo, dónde creció, quiénes son sus amigos, en qué cree. La lista es interminable. Sin embargo, algunos queremos que los demás nos amen sin permitir que nos conozcan. Tenemos miedo de que, si nos conocen realmente, no querrán amarnos. No debemos preocuparnos de esto en lo que respecta a Dios. Su amor es ilimitadamente superior al nuestro: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8). Y es más, Él mismo se nos da a conocer. A través de la creación, de las Escrituras y de Jesucristo, Dios revela su carácter y su amor. Como nos ama a pesar de nuestras imperfecciones, podemos confesarle nuestras faltas confiadamente. Con Dios, no es necesario temer que se sepa cómo somos. Por esta razón, conocer a Dios es amarlo. No hay mayor gozo que saber que Dios nos ama.

jueves, 2 de enero de 2014

SIN APETITO

Nehemías 8:1-12 Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación. —1 Pedro 2:2 Hace poco, estaba padeciendo un terrible resfriado y perdí el apetito. Podía pasar todo el día casi sin comer. Me bastaba con beber agua, pero sabía que no podría sobrevivir mucho tiempo así. Tenía que recuperar el apetito porque mi cuerpo necesitaba alimentarse. Cuando los israelitas volvieron del exilio en Babilonia, su apetito espiritual estaba debilitado, ya que se habían alejado de Dios y sus caminos. Para que la gente recuperara la salud espiritual, Nehemías organizó un seminario bíblico, y Esdras fue el maestro. Esdras leyó del libro de la ley de Moisés desde el amanecer hasta el mediodía, para alimentar al pueblo con la verdad de Dios (Nehemías 8:3), y todos escucharon atentamente. Es más, su apetito por la Palabra de Dios se despertó de tal manera que los jefes de familia, los sacerdotes y los levitas se reunieron al día siguiente con Esdras para estudiar la ley de manera más detallada, porque querían entenderla mejor (v. 13). Cuando nos sentimos separados de Dios o espiritualmente débiles, podemos hallar alimento espiritual en su Palabra. «Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación» (1 Pedro 2:2). Pídele al Señor que renueve tu deseo de tener comunión con Él, y empieza a alimentar tu corazón, alma y mente en su Palabra. Al alimentarnos de la Palabra de Dios, nos mantenemos fuertes y saludables en Él.