martes, 31 de diciembre de 2013

INGREDIENTES SALUDABLES

Proverbios 4:14-27 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. —Proverbios 4:23 Mi esposa Martie es muy cuidadosa cuando se trata de comprar alimentos saludables y nutritivos. Sin importar cuán atractivo sea el paquete, ella revisa la lista de ingredientes en el dorso de la caja. Muchísimas palabras difíciles de pronunciar suelen indicar la presencia de conservantes que no ayudan a una buena nutrición. Siempre los coloca de vuelta en el estante y sigue buscando etiquetas con listas de productos naturales beneficiosos para la salud. Suelo pensar que sus hábitos para las compras se parecen mucho a lo que Dios busca en nuestra vida: lo que cuenta es lo que está adentro, independientemente de cuán atractivo pueda ser el exterior. No es extraño que el narrador de la sabiduría de Proverbios nos advierta sobre lo que entra en nuestro corazón, «porque de él mana la vida» (Proverbios 4:23). Vestirnos según la moda y mantenernos jóvenes tiene poca importancia si interiormente abrigamos avaricia, odio, mal humor, autoconmiseración y otros elementos contraproducentes. Así que, pregúntate: Cuando los demás observan el envoltorio de mi vida, ¿ven un corazón lleno de ingredientes saludables y que honran al Señor? Añadiendo gracia, bondad, paciencia y compasión, reflejaremos la naturaleza maravillosa de Cristo. El contenido de tu corazón es más importante que el envoltorio.

lunes, 30 de diciembre de 2013

MARAVILLOSO

Job 42:1-6 … yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. —Job 42:3 Cuando nuestro avión empezó a descender, la azafata leyó la larga lista con información para el aterrizaje como si estuviera haciéndolo por millonésima vez durante ese día: sin ninguna emoción ni interés mientras anunciaba nuestra inminente llegada. Después, con la misma voz cansada y monótona, concluyó: «Que tengan un hermoso día». La sequedad de su tono contrastaba con sus palabras. Dijo «hermoso», pero de un modo completamente carente de asombro. A veces, me temo que abordamos nuestra relación con Dios de la misma manera: rutinaria, aburrida, apática, desinteresada. Por medio de Cristo, tenemos el privilegio de ser adoptados en la familia del Dios vivo, pero con frecuencia, parece haber poco de ese sentimiento de asombro que debería acompañar semejante realidad. Job cuestionó a Dios por su sufrimiento, pero cuando el Señor lo desafió, quedó humillado ante la maravilla de su Creador y de lo creado por Él. Entonces, respondió: «¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía» (Job 42:3). Yo anhelo que la maravilla del Señor se haga presa de mi corazón. Adoptado por Dios… ¡qué realidad maravillosa! Nada puede llenar más nuestro corazón que la maravilla de Dios y su amor.

domingo, 29 de diciembre de 2013

CARTA A UN NIÑO

3 Juan No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. —3 Juan 4 También al final de su vida, C. S. Lewis mostró interés en el crecimiento espiritual de los creyentes que hacía poco habían aceptado a Cristo como Salvador. Aunque su salud estaba muy deteriorada, dedicó un tiempo para contestar la carta de un niño llamado Felipe. Tras elogiar la buena redacción del muchachito, Lewis señaló que estaba encantado de que entendiera que, en Las crónicas de Narnia, el león Aslan representaba a Jesucristo. Al día siguiente, Lewis murió en su casa en The Kilns, en Oxford, Inglaterra, una semana antes de cumplir 65 años. En sus últimos años, el apóstol Juan envió una carta a sus hijos espirituales. En ella, vemos el gozo de un creyente maduro que anima a sus discípulos espiritualmente más jóvenes a continuar andando en la verdad y siguiendo a Cristo. Juan escribió: «No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad» (3 Juan 4). Breve según los parámetros del Nuevo Testamento, esta carta del apóstol demuestra el gozo que genera incentivar y observar el crecimiento espiritual de la próxima generación. Fomentar el discernimiento espiritual en la generación que viene debe ser el objetivo de los creyentes maduros. Enviar una nota de agradecimiento, ofrecer una palabra de estímulo, orar o brindar un consejo sano pueden ser formas de ayudar a otros en la travesía espiritual con Dios. La travesía es mejor con alguien que conoce el camino.

viernes, 27 de diciembre de 2013

AMADOS PARA AMAR

Deuteronomio 10:12-22 … ¿qué pide el Señor tu Dios de ti, sino que […] andes en todos sus caminos, y que lo ames…? —Deuteronomio 10:12 «El corazón no se juzga por cuánto amas, sino por cuánto te aman los demás». Vi esta cita atribuida al Mago de Oz en una placa en la pared de una tienda de regalos. El Mago de Oz tal vez sea una buena historia, pero no es una fuente confiable de información espiritual. Dios dijo algo muy diferente. Según Él, el mayor mandamiento es amar… amarlo a Él primero y después a los demás (Marcos 12:29-31). Las Escrituras no alientan a esperar que ese amor sea retribuido. En realidad, Jesús declaró lo opuesto en su sermón más famoso: «Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos…» (Mateo 5:11-12). En lo que respecta a amar, lo que necesitamos saber es esto: Todo el amor empieza con Dios (1 Juan 4:19). Como Moisés les dijo a los israelitas, Dios se deleitaba en ellos para amarlos (Deuteronomio 10:15), y debido a esto, ellos tenían que amar a los demás, incluso a los extranjeros (v. 19). La intención de Dios es que todos aquellos que reciben su amor se conviertan en canales de ese amor hacia los demás. Fuera de Dios, quien es amor en sí mismo, ninguno de nosotros podría amar ni ser amado de verdad (1 Juan 4:7-8). El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. —1 Juan 4:8

jueves, 26 de diciembre de 2013

SALTAR LA PARED

Romanos 12:14-21 Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua. —Proverbios 25:21 El sargento Richard Kirkland fue un soldado confederado durante la Guerra Civil en los Estados Unidos (1861-1865). Cuando el fracaso del ejército de la Unión durante la Batalla de Fredericksburg dejó abandonados a los soldados en tierra de nadie, Kirkland consiguió permiso para socorrerlos. Con varias cantimploras, saltó la pared de piedra y se inclinó para ayudar al primer soldado. Corriendo gran riesgo, el «Ángel de Marye’s Heights» extendió la misericordia de Cristo a soldados enemigos. Si bien pocos nos enfrentaremos a enemigos en un campo de batalla, sí hallaremos personas sufrientes por todas partes, que luchan contra la soledad, la pérdida, los problemas de salud y el pecado. Sus clamores, silenciados por nuestras numerosas distracciones, ruegan pidiendo misericordia y consuelo, esperanza y auxilio. El ejemplo de Kirkland al demostrar la compasión de Cristo puso en práctica el mandato de amar a los enemigos (Mateo 5:44). Pablo amplió este tema al citar Proverbios 25:21: «Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber» (Romanos 12:20). «No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal», fue su instrucción (v. 21). El desafío de Pablo nos insta a imitar al sargento Kirkland. Hoy es el día de «saltar la pared» de la seguridad para brindar el consuelo de Dios a los necesitados.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

BIENVENIDO DE REGRESO

Nehemías 9:7-21 … tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso… —Nehemías 9:17 Santi decidió seguir a Cristo a los diez años. Quince años después, su compromiso se había desvanecido. Había adoptado una filosofía de vivir solamente el momento y desarrollado malos hábitos. Al cabo de un tiempo, todo parecía caerse a pedazos: tuvo problemas en el trabajo y tres miembros de su familia murieron casi simultáneamente. Temores y dudas comenzaron a invadir a Santi, y nada parecía ayudar… hasta que un día, leyó el Salmo 121:2: «Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra». Estas palabras penetraron el temor y la confusión de su corazón. Recurrió a Dios en busca de ayuda, y el Señor lo recibió con agrado. La travesía espiritual de Santi me recuerda la antigua historia de Israel. Los israelitas tenían una relación singular con Dios: eran su pueblo escogido (Nehemías 9:1-15). No obstante, pasaron muchos años en rebeldía e ignorando la bondad del Señor, y alejándose para seguir sus propios caminos (vv. 16-21). Sin embargo, cuando se volvieron a Él y se arrepintieron, Dios se mostró perdonador, «clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia» (v. 17). Estas cualidades divinas nos animan a acercarnos al Señor… aun después de habernos alejado de Él. Cuando humildemente abandonamos nuestras conductas rebeldes y volvemos a consagrarnos a sus caminos, Dios muestra compasión y nos recibe con agrado de regreso a la comunión con Él.

martes, 24 de diciembre de 2013

MARAVILLA NAVIDEÑA

1 Crónicas 16:7-13 Haced memoria de las maravillas que ha hecho… —1 Crónicas 16:12 Cuando terminé de cursar el primer semestre en el seminario, nos dieron pasajes en avión para toda la familia para ir a casa en Navidad. La noche antes del vuelo, nos dimos cuenta de que teníamos menos de 20 dólares para el viaje. Sin duda, el estacionamiento, el transporte y otros gastos costarían más que eso. Descorazonados, decidimos orar. Aunque nuestros hijos eran pequeños (seis y dos años), los incluimos en el momento de oración. Mientras orábamos, oímos pasos en el pasillo del edificio, y después, un «juic»: el ruido de un sobre que se deslizó por debajo de la puerta. Contenía una ofrenda anónima de 50 dólares. El asombro en el rostro de nuestra hija de seis años igualaba al de nuestro corazón. El Dios poderoso escribía su nombre en el corazón de una niñita al escuchar y responder nuestra oración al instante. ¡Y nosotros, como el salmista David, pudimos así «[hablar] de todas sus maravillas» (1 Crónicas 16:9). Lo mismo sucedió la noche de aquella primera Navidad, cuando el Dios altísimo, omnisciente y omnipotente escribió su nombre en el corazón de la humanidad y nos dejó pasmados con la generosidad del perdón y el gozo de un amor incondicional. El nacimiento de Cristo es la respuesta a nuestras oraciones más fervientes por amor y perdón. ¿Sientes ese asombro? Nuestra vida se llena de asombro cuando conocemos al Cristo de la Navidad.

lunes, 16 de diciembre de 2013

VIVIR AL REVÉS

Mateo 16:21-28 … todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. —Mateo 16:25 El Río Chicago es extraño porque corre en sentido inverso. Hace más de un siglo, unos ingenieros revirtieron la dirección del agua porque los habitantes de la ciudad lo usaban como basurero. El agua sucia de las casas, de las cloacas y de las industrias se canalizaba hacia el río, el cual desembocaba en el Lago Michigan. Como el lago suministraba el agua para consumo en la ciudad, miles de personas se enfermaron y murieron antes de que las autoridades decidieran cambiar la dirección de la corriente del río, para que no fluyera hacia el lago. Cuando observamos la vida de Jesús, podría parecer al revés de lo que uno espera. El Rey de gloria vino al mundo como un bebé vulnerable. Al Dios encarnado lo acusaron de blasfemar. El único sin pecado fue crucificado como criminal. Pero Jesús vivió en la Tierra conforme a la voluntad de Dios (Juan 6:38). Como seguidores de Cristo, vestirnos de las actitudes y las acciones de Jesús puede parecer «al revés». Bendecir a nuestros enemigos (Romanos 12:14), priorizar la piedad sobre la riqueza (1 Timoteo 6:6-9) y gozarnos en las dificultades (Santiago 1:2) tal vez parezca contrario a la sabiduría terrenal. Sin embargo, Jesús afirmó: «… todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará» (Mateo 16:25). No te preocupes si la vida que llevas implica a veces actuar al revés. Dios te dará la fuerza para honrarlo y seguir avanzando. Vestirnos de las actitudes y las acciones de Cristo muestra su presencia en nuestra vida.

domingo, 15 de diciembre de 2013

NAVIDAD CANCELADA

Lucas 2:36-38 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. —Lucas 2:33 El año pasado, sentimos que nuestra Navidad iba a cancelarse. En realidad, nuestro vuelo para ver a los familiares en otro estado se canceló debido a la nieve. Desde hace unos años, tenemos la costumbre de celebrar Navidad con ellos, así que nos decepcionamos muchísimo cuando tuvimos que regresar a casa antes de llegar a destino. El domingo, en un mensaje que no habríamos escuchado, el pastor habló sobre las expectativas de la Navidad. Nos llamó la atención esta frase: «Si lo que esperamos de la Navidad son los regalos y el tiempo en familia, estamos apuntando muy abajo. Esas cosas nos gustan y estamos agradecidos por ellas, pero la Navidad es la celebración de la venida de Cristo y la redención que Él llevó a cabo». Simeón y Ana celebraron la venida de Jesús y la salvación cuando José y María llevaron al bebé al templo (Lucas 2:25-38). Simeón, un hombre a quien el Espíritu le había dicho que no moriría antes de ver al Mesías, declaró: «han visto mis ojos tu salvación» (v. 30). Cuando Ana, una viuda que servía al Señor, vio a Jesús, «hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén» (v. 38). Tal vez experimentemos decepciones o angustias durante la época navideña, pero Jesús y la salvación que Él alcanzó nos dan siempre una razón para celebrar. Con el relato de este testimonio podemos pensar: Como siempre y más en este caso debemos ser guiados para saber con quién debemos pasar la Navidad, no olvidemos las palabras del Gran Maestro: ¿quiénes son mi madre y mis hermanos? Es como decir: ¿quiénes son mis familiares con quién pase la celebración de uno de los acontecimientos que dieron verdadero significado a mi vida? Pensamos en regalos, comidas y etc. entre nosotros ¿y al dueño del cumpleaños que le traemos? Lógicamente pensamos que El no necesita nada de nosotros y es verdad, pero de la misma forma que nos esforzamos por agasajar con presentes a nuestros seres queridos que aparentemente no precisan nada…, debe ocurrir con nuestros principales y verdaderos familiares, no olvidemos que lo que vivimos acá abajo es sombra de lo que se vive arriba. Qué lindo sería sorprender a nuestros Principales Familiares con acciones que vengan inspiradas por el Espíritu Santo, ya que El dijo: “Gloria de hombre no recibo” y estoy seguro que esa navidad no cancela. Jesús es siempre un motivo para celebrar.

sábado, 14 de diciembre de 2013

UNA NUEVA FUERZA

Lucas 2:25-35 Porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos. —Lucas 2:30-31 Cuando Matteo Ricci fue a China en el siglo xvi, llevó muestras de arte religioso para ilustrar la historia cristiana a personas que no la conocían. Sin problemas, aceptaron retratos de María sosteniendo al niñito Jesús; pero cuando mostró cuadros de la crucifixión y trató de explicar que el niño Dios había venido para ser ejecutado, sus oyentes reaccionaron con desagrado y horror. No podían adorar a un Dios crucificado. Cuando miro mis tarjetas de Navidad, me doy cuenta de que nosotros hacemos algo muy parecido. En las fiestas que celebramos, quizá no pensamos que la historia que empezó en Belén terminó en el Calvario. En el relato de Lucas sobre Navidad, al parecer, una sola persona, el anciano Simeón, capta la naturaleza misteriosa de lo que Dios había puesto en funcionamiento. «He aquí, [este niño] está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha…», le anunció a María, y después predijo que una espada traspasaría su alma de madre (2:34-35). Simeón sabía que, aunque pocas cosas habían cambiado en apariencia (Herodes seguía gobernando y las tropas romanas continuaban ocupando Israel), detrás de escena, todo era distinto: la promesa de Dios en cuanto a la redención se había cumplido. El pesebre sin la cruz hace que el nacimiento de Cristo pierda su verdadero significado.

viernes, 13 de diciembre de 2013

¿DISFRAZ O UNIFORME?

Romanos 13:11-14 … vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. —Romanos 13:14 En una inspiradora charla sobre el discipulado cristiano, Eunice McGarrahan declaró: «Un disfraz es algo que te pones, y simulas ser lo que tal vestimenta representa. Por el contrario, un uniforme te recuerda que eres exactamente lo que llevas puesto». Su comentario me hizo recordar el día que llegué al entrenamiento básico del ejército, cuando nos dieron una caja y nos ordenaron que pusiéramos adentro toda nuestra ropa de civil. La caja fue enviada por correo al domicilio particular de cada uno. Después, nuestro uniforme nos recordaba que nos habíamos incorporado a un período de entrenamiento disciplinado cuyo propósito era cambiar nuestras actitudes y acciones. El apóstol Pablo les dijo a los seguidores de Jesús que vivían en Roma: «Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz» (Romanos 13:12). A continuación, instruyó: «vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne» (v. 14). La meta de todo este desechar y vestirse es obtener una nueva identidad y transformar la vida (v. 13). Cuando decidimos seguir a Cristo como Señor, Dios inicia el proceso de hacernos cada día más semejantes a Él. No se trata de simular ser algo que no somos, sino de convertirnos cada vez más en lo que sí somos en Cristo. «El discipulado es gratis… pero te costará la vida». —Dietrich Bonhoeffer

miércoles, 11 de diciembre de 2013

LUCES NAVIDEÑAS

El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció. —Mateo 4:16 Todos los años, en diciembre, un vecindario formado por trece familias, cerca de donde nosotros vivimos, arma una deslumbrante exhibición de 300.000 luces navideñas. La gente viaja desde lejos y forma fila durante horas para ver las luces coloridas y titilantes, y escuchar la música programada como acompañamiento. El despliegue de sonidos y luces es tan elaborado que exige una red de 64 computadoras para mantener todo sincronizado. Cuando pienso en esas luces festivas, me viene a la mente la Luz que hace que la Navidad sea una celebración para muchos; una Luz sencilla, pero tan brillante que ilumina al mundo entero con verdad, justicia y amor. Esta Luz, Jesucristo, es todo lo que la humanidad anhela y busca (Isaías 9:2, 6-7). Y Él les dijo a sus seguidores que exhibieran esa luz, para que otros vean y glorifiquen a Dios (Mateo 5:16). Imagina si los creyentes trabajaran con tanto esfuerzo para hacer brillar y sincronizar la luz del amor de Dios como hacen las familias de aquel vecindario para iluminar sus calles con luces navideñas. Quizá así, las personas que aún viven en la oscuridad harían un esfuerzo para ver esta gran Luz. Cuando los creyentes trabajen unidos para mostrar el amor de Dios, el evangelio brillará con más intensidad y atraerá más personas a Cristo, la Luz del mundo. Nuestro testimonio de Cristo es una luz en medio de un mundo oscuro.

martes, 10 de diciembre de 2013

QUIEN DA MAS

2 Corintios 9:6-15 ¡Gracias a Dios por su don inefable! —2 Corintios 9:15 Durante la época de Navidad, una publicidad de televisión que me gusta muestra a dos vecinos que compiten amigablemente para ver quién transmite mejor el espíritu navideño. Cada uno mira con atención mientras el otro decora su casa y los árboles con luces. Después, va mejorando su propiedad para que luzca mejor que la del otro. A continuación, empiezan a competir sobre quién da regalos entre los vecinos de manera más extravagante, corriendo alegremente mientras los reparten. El pueblo de Dios no está compitiendo para ver quién da más, pero se nos llama a ser «dadivosos, generosos» (1 Timoteo 6:18). El apóstol Pablo instruyó a la iglesia de Corinto: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre» (2 Corintios 9:7). Durante la época navideña, mientras compartimos regalos con otras personas, recordemos cuán generoso ha sido Dios con nosotros: nos dio a su Hijo. Ray Stedman afirmó: «Jesús dejó de lado sus riquezas y entró como pobre en su creación, para enriquecernos a todos por su gracia». Ningún regalo que demos podría competir nunca con la profusión del Señor. ¡Démosle gracias por el don inefable de Jesús! (v. 15). Ningún regalo es mejor que Cristo mismo.

domingo, 8 de diciembre de 2013

AJUSTA TU DESEO

Filipenses 4:4-13 … he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. —Filipenses 4:11 Cuando mi esposa era joven, Carlyle Marney era vecino, pastor y amigo de su familia. Una de sus apreciaciones sobre estar satisfecho se convirtió en una de las frases inolvidables de ellos: «Necesitamos ajustar nuestros deseos». Es tan fácil querer más de lo que necesitamos y concentrarnos primeramente en recibir en lugar de dar. Poco después, nuestros deseos dictan nuestras acciones. Cuando el apóstol Pablo les escribió a los seguidores de Jesús en la ciudad de Filipos, declaró: «… he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. […] en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad» (Filipenses 4:11-12). En realidad, estaba diciendo: «Me ajustaron mis “deseos”». Es importante señalar que Pablo no nació satisfecho, sino que aprendió a estarlo en las difíciles circunstancias cotidianas. Durante esta época del año, cuando hacer compras suele ocupar el centro de la escena en muchos países y culturas, ¿por qué no decidimos enfocarnos en estar satisfechos con nuestra situación actual? Puede parecer difícil, pero Pablo, al hablar sobre aprender a estar contento, afirmó: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (v. 13). La satisfacción empieza cuando deseamos menos.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

LAS SEMILLAS DE PAZ EN LA BIBLIA Y TU VIDA CRISTIANA

“…EL FRUTO DE JUSTICIA SE SIEMBRA EN PAZ PARA AQUELLOS QUE HACEN LA PAZ” (Santiago 3:18) Si quieres presenciar un milagro, siembra una semilla y mira como lucha contra todo obstáculo para germinar. Dios se refiere a este principio cuando dice: “…el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:18). Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Europa estaba “infectada” de antisemitismo, un niño de 11 años llamado Heinz aprendió acerca de “sembrar semillas de paz”. Confrontado por los gamberros de Hitler que transitaban las calles en busca de problemas, Heinz no contraatacó ni tampoco se marchó. En vez de eso, presenció de primera mano cómo la lengua puede producir paz. En cualquier momento que un golpe parecía inevitable, él utilizaba palabras para convencer a sus enemigos de lo innecesario de la pelea. Años más tarde, después de que su familia había escapado a América, el nombre de Heinz llegó a ser sinónimo de negociaciones de paz. De hecho, ganó el Premio Nóbel de la Paz en 1973. Quizás lo conocerás mejor como el ex-Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger. Aunque generalmente trató de quitar importancia a sus experiencias anteriores, debes preguntarte si su entrenamiento no comenzó tiempo atrás en las calles de Europa. Aunque no leemos de Jesús resolviendo muchas disputas, lo que sí sabemos es que Él “construyó puentes” al traer paz y sanar dolencias. Lo hizo por medio de actos de amor tales como: (a) lavar los pies de sus traidores, (b) comer con un cobrador de impuestos despreciado y (c) darle esperanza a una mujer a la cual la sociedad había descartado. Las palabras de paz son como semillas; no producen fruto de la noche a la mañana, sino despacio, silenciosamente trabajan bajo la superficie, cambiando los corazones, las mentes, las actitudes, y el futuro. Así que, ¿por qué no intentas tú sembrar algunas “semillas de paz” hoy? “SUBIRÁ CUAL RENUEVO DELANTE DE ÉL, COMO RAÍZ DE TIERRA SECA…” (Isaías 53:2) Un Comité del Congreso le preguntó al Dr. Robert Oppenheimer, el notable físico que inventó la bomba atómica, si había alguna defensa contra esta arma. Ante un público acallado, Oppenheimer respondió: “¡Sí, la paz!”. Piensa un momento; si la paz puede contrarrestar una bomba atómica, ¿qué puede hacer en las vidas de las personas con las que entras en contacto? La Biblia dice: “…el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:18). A todo tu alrededor hay personas atemorizadas, desesperanzadas, y solas que necesitan desesperadamente “una palabra de paz”. ¿Tienes una? Cuando el mundo estaba a oscuras y necesitaba un milagro, Dios plantó su semilla en el vientre de una chica judía y creció “…cual renuevo delante de Él, como raíz de tierra seca” (Isaías 53:2). Jesús dedicó su vida quitando los obstáculos que amenazaban con destruir a la gente: (a) Obstáculos religiosos que les sobrecargaban; (b) Obstáculos de opresión que quebrantaban su espíritu; (c) Obstáculos de prejuicio que les dejó fuera. Justo cuando parecía que el último obstáculo iba a ser insuperable, Él venció, ¡victorioso sobre la misma muerte! Si quieres experimentar tu propio milagro hoy, intenta sembrar una semilla de ánimo en el corazón de alguien que está a punto de “tirar la toalla”. Dile una palabra de paz a aquella persona cuya vida está en “un torbellino” debido a problemas familiares, de salud o financieros. Cada vez que “siembres semillas de paz”, estás “poniendo fecha” para una cosecha de esperanza, amor y alegría en la vida de aquella persona, ¡y en la tuya también! Fuente: www.devocionalescristianos.org

lunes, 2 de diciembre de 2013

LOS ÁNGELES DE DIOS TE CUIDAN

“…LOS ÁNGELES… SON… ESPÍRITUS…, ENVIADOS PARA SERVICIO A FAVOR DE LOS QUE SERÁN HEREDEROS DE LA SALVACIÓN (Hebreos 1:13,14) Algunos de nosotros tenemos problemas con el hecho de que hay ángeles que nos cuidan. ¿Y cuál es el resultado? Escucha: “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hebreos 13:2). ¿Es posible que hayas perdido la oportunidad de verlos? “Dime otra vez lo que se supone que hacen los ángeles”, me dirás. Bien, mantén una mente abierta; ¡estás a punto de ver con una nueva percepción! (a) Los ángeles son el detalle protector de Dios para cuidarte constantemente. La detección precoz de un cáncer, el escapar en el último momento… no fueron simples casualidades fortuitas. Escucha: “…a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos” (Salmo 91:11); (b) Hay ángeles especiales asignados para vigilar a nuestros hijos. Ahora sabes por qué los niños sobreviven a cosas que hacen a los padres temblar por las rodillas. Escucha: “…no menospreciéis a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los Cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los Cielos…” (Mateo 18:10). El Ángel del Señor fue delante del ejército de Israel y le garantizó victoria (ver Éxodo 23:20). Un ángel cerró la boca de los leones para proteger a Daniel (ver Daniel 6:22). Un ángel abrió las puertas de la cárcel para Pedro, salvando su vida en la víspera de su ejecución (ver Hechos 12:1-10). Durante una tormenta, un ángel apareció para que Pablo supiera que estaría a salvo (ver Hechos 27:13-24). ¿Qué crees, acaso quitó Dios de repente “su Departamento de Servicio Secreto”? ¿Reciben los ángeles pagas de desempleo en algún lugar del Cielo? No, todavía están haciendo su trabajo. Sencillamente, necesitamos ser lo suficientemente sabios y humildes para poder reconocerlos… Fuente: www.DevocionalesCristianos.org